Un libro más para escribir

Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo

Estamos transitando las últimas horas del último día del año 2023. Lo estamos despidiendo. Ya casi hemos llenado las 365 páginas de este libro con alegrías, tristezas, aprendizajes, broncas, críticas, encuentros, abrazos, besos, amores, odios, solidaridad, humildad, egoísmos, tolerancia, tragedias, actos dignos, heroísmos, cobardías, quijotadas, amistad, cooperación, anécdotas, pasiones, esfuerzos propios y compartidos.

 

Todos, de alguna manera u otra, hemos escrito en cada una de esas páginas momentos sublimes y también aquellos de los que ahora estamos arrepentidos o de los que no nos retractamos.

 

Esos libros que hemos escrito con nuestras acciones u omisiones a través del transcurrir de nuestra vida nos ayudaron a llegar hasta acá y, no tengo dudas, a evolucionar, a crecer desde lo interior. Esos libros que hemos editado cada año son el registro de nuestra historia de vida, a cuyas páginas volvemos cada vez que se nos presentan situaciones similares a las que nos han ocurrido en el pasado y de las cuales hemos sacado experiencia.

 

Tales libros tienen valor intrínseco. Aquilatan cada uno de nuestros momentos de vida y, por eso, ahora tenemos ante nosotros la oportunidad de redactar un nuevo libro en el venidero 2024. Las páginas aun están en blanco y rubricadas para que no puedan ser arrancadas. Acá la trampa no existe. Somos dueños de nuestras acciones diarias, buenas o malas, pero acciones al fin.

 

Por supuesto que esta noche, cuando se produzcan las campanadas que nos anuncian el nuevo año, nos haremos promesas de mejora. ¿Quién no desea ser mejor día a día? Será nuestro intento diario de dejar vestigio digno de ser emulado, al menos por quienes nos rodean.

 

No vale cerrarnos. Como dice nuestro recordado Ernesto Sábato: “La vida es abierta por naturaleza, aun en quienes la barrera que han levantado en torno a lo propio pareciera ser más oscura que una mazmorra. El latido de la vida exige un intersticio, apenas el espacio que necesita un latido para seguir viviendo, y a través de él puede colarse la plenitud de un encuentro, como las grandes mareas pueden filtrarse aun en las represas más fortificadas”.

 

En fin, nuestro libro del 2024 -para mí será el tomo número 68- está esperándonos a la vuelta de la esquina. Sepamos escribirlo con tolerancia, paciencia, afecto, inteligencia, amor, solidaridad. El 2024 está casi entre nosotros. Sepamos vivirlo plenamente.

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