Ante un nuevo capítulo

Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo

Para una sociedad donde naturalmente funciona la democracia el acto eleccionario constituye un acontecimiento de especial significación. El reciente ballotage elevó a la presidencia de la Nación al economista Javier Milei, poniendo nuevamente en valor la alternancia democrática.

 

Sin embargo, la verdadera democracia no debe quedar limitada al mero hecho electoral periódico y aislado, porque la República necesita de la fuerza vital de todos los componentes de la sociedad, donde la pertenencia, la participación y el compromiso le dan sinergia al proceso democrático.

 

Bueno es señalar que el nuevo mandatario que asumirá el venidero 10 de diciembre es producto de la voluntad contundente de muchos argentinos que desean esperanzadoramente otra Argentina.

 

Buena parte del pueblo argentino está harto de políticos, funcionarios públicos y sindicalistas que en los últimos años se han mantenido callados ante la mala praxis del gobierno que debe entregar el poder el venidero 10 de diciembre y también ante los actos de corrupción, sin importarles en la práctica a sus representados. También están hasta la coronilla de patoteros, piquetes y marchas donde una gran mayoría de sus integrantes son arreados como ganado y no tienen no la menor idea de cuál es el objetivo de las movilizaciones de las que participan.

 

Las cosas bien hechas y cuyo objetivo es el mejor desarrollo del país no deben tener ideologías. Simplemente deben funcionar, crear divisas, trabajo, oportunidades, y que nos conectan con el futuro. Hay que tener en cuenta que la palabra y la búsqueda de consensos son hilos conductores que nos transportarán a través de procesos de transformación sociales y económicos, sin ataduras a falsos ideologismos y hombres providenciales.

 

Recuerdo estas premisas no sólo a quienes tendrán en sus manos la conducción de nuestro país por los próximos cuatro años, sino también a quienes serán las fuerzas opositoras y sindicatos, quienes deberán sacarse la anteojera y comenzar a trabajar en verdaderas políticas públicas que nos saquen del atraso y la pobreza. Sobre todo, les solicito coherencia y que dejen de lado las chicanas y los sueños de volver al pasado o amenazar abiertamente al próximo gobierno. Insisto, esta es una oportunidad para que todos hagamos una autocrítica y encaremos esta nueva etapa aprendiendo de los errores del pasado.

 

La libertad, la democracia y la paz son requisitos fundamentales, bajo el respeto irrestricto de la Constitución Nacional. En esa Carta Magna están contenidos los derechos y obligaciones de todos los ciudadanos de a pie y de quienes deben ejercer los poderes republicanos. Acá no hay secretos y tampoco se la debe interpretar libremente como ha venido sucediendo desde hace varias décadas.

 

Desde esta columna de opinión, más allá de quien esté gobernando y como señalara el fundador del periódico “Crítica”, continuaré siendo un “tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto”. No obstante, a la República hay que reconstituirla y renovarla todos los días. Estamos ante un nuevo capítulo de nuestra historia. Vendrán días difíciles para todos porque nuestro país está deshecho. La crisis económica, social y de valores instalada, no se esfumará de la noche a la mañana. Se necesitará del esfuerzo de todos para que nuestros hijos y nietos puedan abrazar promisoriamente el futuro.

Escribir comentario

Comentarios: 0