Coraje: el único voto posible

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

El camino increíblemente conserva su último arreglo, claro sin lluvias en vaya a saber cuánto tiempo, las huellas no se han formado y hasta parece bueno, si no fuera por una “polvareda” más allá de lo normal, un verdadero talco que hace de los espejos retrovisores, un verdadero adorno, nada podría verse hacia atrás, por eso asegurarse de que nadie venga de frente y tenga que comerse semejante neblina, es un detalle no menor.

 

El paisaje es desolador por donde se lo mire, porque podría mandar diez fotos diferentes y serían pocos los que adivinen que esto fue sacado a mediados de Octubre, son prácticamente escasos los signos de primavera salvo para aquellos muy observadores, siempre y cuando los detalles entren en la foto. A simple vista sería invierno, pero la floración de los tamariscos del arroyo, serían tal vez la única señal de que la estación está, lo que le falta, es el agua que la acompañe. Agua dije? Parece fuera de contexto cruzar el arroyito del bajo pasando “San Juan”- un emblemático campo de la zona de la Vitícola- donde increíblemente el cauce, trae un buen agua a pesar de que la sequía por aquí, no parece dar tregua.

 

Ver las vacas al costado del alambre impresiona: entre tanto y tanto, alguna paja parece sobrevivir, mientras que los montículos de bosta dan un aspecto “detonado” al potrero que si no fuera por olivillos y otros arbustivos propios, estaría volando ante un viento que aquí siempre parece estar. “Es una mañana hermosa en Bahía Blanca” dice como burlándose la conductora del programa de la radio, “total en la ciudad ni se enteran de que acá siempre hay viento” me digo para adentro en esta suerte de “ignorar” lo que ocurre a escasos kilómetros de una ciudad que aunque muchos no tengan idea, todavía vive y respira por el campo, porque hasta gran parte de su polo petroquímico, depende de la inversión de muchos productores y que decir de su puerto, que poco sería sin las toneladas de granos que allí se descargan. Las vacas dije? Flacas, muchas con ternero al pie, sin muchas posibilidades de preñarse en ese pobre estado.

 

Los verdeos de la loma hace rato dijeron “basta”, ahí están completamente entregados y sin posibilidades, mientras un trigo en la planicie no quiere resignarse y a pesar de varios “manchoneos amarillos”, da pelea, como si supiera que el pronóstico esta vez parece que sí da agua, aunque se haga rogar y apenas tenga lo suficiente para salvar la “ropa” de quien lo haya sembrado.

 

Leo “El Relincho” a lo lejos y mientras abro la tranquera, intento poner la mejor cara, porque tengo claro que no hay nada para recorrer, esa palabra que generalmente me motiva, me entusiasma y siempre me llena de interrogantes, a la hora de cambiar categorías, discutir la disposición de los cuadros y ver cuál será el mejor lote para las preñadas o las de servicio. Nada, no hay absolutamente nada que recorrer cuando todo está igual a todo, cuando los más de 2 meses “dando de comer”, destetando y haciendo malabares, te llevan a entender que las reservas en nuestras condiciones de producción – limitadas por el gobierno- no son suficientes cuando la mala racha climática, se empecina y solo cabe perder plata, para perder lo menos posible.

 

“Plata seguro que no, pero coraje es lo que sobra” repite mi socio peleando en la trinchera, como representando a los miles de corajudos que a pesar de la política, de la economía o del clima, elijen seguir peleando, elijen hacer lo que tanto nos gusta hacer, elijen quedarse acá y sobre todo, elijen el campo como la señal más fuerte de que aunque vengan mil de estos inútiles que hoy pueblan las cámaras, los senados, los consejos deliberantes, la rosada y lo que haya que votar eternamente, van a seguir peleando, muy a pesar de ellos y esa es la verdadera respuesta: ellos seguirán pasando, pero el campo y su producción siempre van a estar. Coraje, el único voto posible.   

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