Diecinueve años de película

Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo

Diecinueve años después de aquella incursión en el periodismo agropecuario de Carlos y de algunos menos de este programa, puedo afirmar que la película es excelente y los cuadro a cuadro de ésta también, porque el autor del guion y director le pone a cada escena el protagonismo de los hombres y mujeres que pueblan el campo argentino y, en especial, de este sudoeste bonaerense que nunca deja de sorprendernos.

 

Ustedes, los protagonistas de cada domingo con sus devoluciones telefónicas y sus mensajes de WhatsApp y en Facebook, y los entrevistados. Todos ustedes y la realidad misma también ayudan a este guionista y director a vislumbrar el camino que debe recorrer “Mañanas de Campo” todos los días sin brete ni corral que lo arrincone. El conductor de este programa es un ser libre. Así lo formaron sus padres, sus profesores del Don Bosco, su querida Facultad de Veterinaria, sus maestros de la vida y, desde hace diecinueve años, el ejercicio del periodismo, algo que corre en sus genes, y que se advierte cada vez que las yemas de sus dedos comienzan a teclear en su notebook con la velocidad que le imprimen sus neuronas trabajando, alentadas por un buen café, un exquisito mate o la copa de un Malbec.

 

En el 2008, año aciago por la sequía y el conflicto con el Gobierno por la 125, nos reconocimos. Yo ya lo veía en la televisión y lo escuchaba en la radio, pero no nos conocíamos personalmente. Mis furibundas columnas en Acaecer Radial contra un gobierno inepto y ciego que quería imponer un inconstitucional tributo manu militari, produjeron un llamado telefónico, posteriormente un encuentro en el seno de Conciencia Interior, pero enseguida nos reconocimos y nos respetamos con nuestros más y con nuestros menos. Luego, vino la pregunta: “¿Querés formar parte de un proyecto que estoy armando?” Desde entonces estamos juntos en esta hermosa travesía que me hace sentir en el otoño de mis días un ser pleno, entusiasta de madrugar fuerte cada domingo y sentir la cercanía de este querido guionista y director de una película que tiene comienzo, pero de la que aun no se ha escrito el final.

 

Hace unos meses, cuando tuve que presentar un libro conteniendo la historia de una gran empresa del cooperativismo agropecuario, señalé que esa trayectoria de 100 años no había sido estática sino dinámica. Lo mismo digo de este espacio y de la pasión de Carlos para con “Mañanas de Campo”, por eso recrearé la figura que empleé en ese momento, porque lo que se transmite aquí no es un fresco egipcio donde los personajes permanecen hieráticos. Esta película denominada “Mañanas de Campo” y de la mano de Carlos, tomando conceptos de filósofo Heráclito, se asemeja a los ríos: son los mismos y son distintos; permanecen y cambian; forzosamente son sinuosos; el cúmulo de actos es el caudal vital que labra su propio cauce; ninguno vuelve a las montañas donde nacieron y desembocan en el mar. Esta es la dinámica y la fidelidad que Carlos exige de sí, con una coherencia mínima que no niega el origen de su elección.

 

Concluyo esta columna dedicada a estos 19 años de periodismo de Carlos poniendo en mi boca conceptos que escribió Ernesto Sábato en su libro “La resistencia”, y que creo forma parte de cada día y de cada domingo en el espíritu de este gran guionista y director: “Hay días en que me levanto con una esperanza demencial, momentos en que siento que las posibilidades de una vida más humana están al alcance de nuestras manos. Éste es uno de esos días”. Gracias, Carlos, por tu amistad y por estos 19 años comunicando y formando opinión.

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