El peligro de no mirar atrás

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

Ir para adelante es algo innato para el productor agropecuario, adelante está la siembra, allá va el futuro de sus inversiones, a lo lejos la cosecha, si llega, si Dios provee el fruto será alcanzado. Allá se ve el ternero, delante de las preñeces, los novillos gordos pasando aquel ternero, la leche de esa madre, el fruto de un cítrico, el té de las hojas. La mirada, siempre puesta adelante y el ejercicio de muchas veces no mirar atrás.

 

Pero hay momentos que es necesario hacerlo, frenar un segundo, “parar la pelota” imaginaria, mirar a los costados, ver quienes nos acompañan, quienes son los dispuestos a la tarea y sobre todo, no dejar atrás a aquellos que hoy, están a punto de dejarlo todo. Ese es este momento, muchos van empezando a quedar atrás, a no poder continuar y peor aún, a no tener una sola señal, de que la lluvia está próxima –porque ya pasaron veinte y no fueron- o que el mercado cambiará, y así por ejemplo pasó un año en ganadería sin que el mercado cambie un solo centavo.

 

Por eso esta semana, mientras Expoagro enviaba sus señales, algo me hizo ruido, algo no estaba bien en esto que es la foto, de lo que el campo puede dar, es la máxima expresión de qué es capaz de lograr el sector agropecuario, pero en la foto, empezaron a faltar muchos, es cierto, el calor infernal impidió tal vez que muchos llegaran a posar, pero la sensación general, es que muchos sintieron que ya no estaban para esa foto.

 

Y el campo, siguió adelante, mostró potencial, exhibió interés, pero allí estaban también, los truncadores de sueños, el mayor ancla de todos, el que es capaz de frenar cualquier impulso, el gobierno y toda su política. Reuniones para explicar la situación y enseguida llegaba el cierre de exportaciones de maíz. Gráficos y datos para desnudar el momento, y enseguida el castigo a quienes tomaron créditos con soja. Y nada por decir de los ganaderos, que ni siquiera necesitan de cualquier mala nueva, cuando el calor, la sequía, la sobreoferta y China mirando para otro lado, son más que suficientes para que mirar para adelante, comience a ser un sentirse sin aire, el ahogo, el entender que si no llueve ya, el futuro deja de existir para más de uno.

 

Ayer el Sudoeste bonaerense sufrió una y mil veces esas sensaciones, gritó en silencio, pidió ayuda, clemencia, algo de que agarrarse y sin embargo, muchos quedaron atrás, porque todo el resto siguieron y solo la tenacidad, el conocimiento, el manejo y el aprender a no mirar tanto hacia adelante, fueron capaces de forjar productores que hoy en el clima que vive el resto del país, aprendieron a sobrevivir, pero claro, otros no llegaron a hacerlo.

 

Por eso desde aquí muchos en silencio dirán, “bienvenidos al infierno, esto es lo que les explicamos durante años y ustedes, solo siguieron hacia adelante”. Por eso, producir con sequía, retenciones e impuestos prohibitivos, no es tan fácil como muchos tal vez creyeron, hablando de pasturas, de reservas, de mil clases de agricultura y ganadería, sin entender lo que es agotar hasta el último recurso, esa es la sensación, así se produce en extremos climáticos y tributarios.

 

Entonces tal vez, muchos entenderán porque no siempre hay que seguir adelante, porque en algún momento puede pasar que nadie quede detrás y eso es lo que hoy todo el sector político no está comprendiendo, no se puede seguir para adelante, sin mirar atrás, sin mirar retenciones, impuestos, ideologías sin sentido, sin comprender que sin todos los que están atrás, tarde o temprano nos caeremos todos.

 

Llegó el momento de mirar atrás, de entender primero y empezar muchas cosas de cero, porque detrás del cero, no hay más nada. Paremos acá, frenemos acá, digamos basta, porque adelante, sin lluvias y sin cambio de políticas, no hay mucho más para hacer. Se acabaron los libritos, los discursos y el futuro, porque si no gritamos ya lo que es este presente, no habrá nadie a quien seguir mirando.

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