Desde el balcón

 

Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo

En la tarde del viernes me preparé. Busqué la única arma que queda guardada en el departamento: la gomera que conservo en el placar, y junté en las cocheras descubiertas del edificio las mejores piedras de granito triturado. Agazapado en el balcón, con una buena provisión de “municiones”, ya estaba armado y dispuesto a empezar a bajar precios a hondazo limpio.

 

No pude cazar nada. Me quedé con las manos y los bolsillos vacíos, no sólo porque se rompió la gomera, sino también porque el presidente de la Nación se cacareó en los pantalones, no dijo absolutamente nada y les dejó el trabajo sucio a sus ministros, que son tan o más impresentables y miserables que él.

 

En parte, lo comentado no es más que una fabulación, un relato imaginario. En parte, es la verdad y sin eufemismos de lo que intenta hacer el Gobierno en su famosa “guerra” a la inflación. Todos los métodos que han comenzado a esgrimirse desde los Ministerios son más de lo mismo, algo que se viene repitiendo sin éxito desde el siglo pasado.

 

A veces me pregunto si quienes asumen responsabilidades de gobierno son como Mister Chance, personificado admirablemente por Peter Sellers en la película “Desde el Jardín”, un ignorante que ha vivido apartado del mundo toda su vida y un día debe enfrentarse a él. Al igual que Chance, políticos y funcionarios, son capaces de sobrevivir y llegar a las más altas esferas, hablando de lo único que conocen, con la diferencia que, en la novela transformada en película, el personaje no muestra maldad ni engaño; pero en nuestra realidad argenta, la misión es cagar al ciudadano de a pie, al que se gana el pan con el sudor de la frente. En la política sólo hay embuste, corrupción, verso, mala paxis, delirios de autocracia e ignorancia total. Por eso venimos de “guerritas” en “guerritas” que apenas le hacen cosquillas a la inflación y sin atacar los puntos claves que la producen.

 

A nuestros políticos y funcionarios les resulta mejor hacer discursos metafóricos, aplicar medidas inconexas, delirantes y atrasadas o amenazar con la Ley de Abastecimiento, para eludir la verdadera batalla que deben dar de una vez por todas. Todos tienen miedo de poner en marcha los cambios que se necesitan para bajar el gasto público, porque con ello se van los votos a las cloacas.

 

Sin embargo, si se siguen ejerciendo evasivas y no se va con el bisturí a fondo, nuestro país y nosotros seremos devorados, poco a poco, por el cáncer instalado y las metástasis que se van desparramando por todo su territorio.

 

La decadencia que experimentamos en las instituciones de la República y en todos los ámbitos del quehacer ciudadano nos duele cada vez más y nos lleva inexorablemente a la ruina. Mientras, el grupo gobernante es una bolsa de gatos, dividido en facciones, sin una brújula que les marque el Norte y con el timón del barco roto. La oposición también tiene sus cuitas y no hay una reacción enérgica. Estamos al garete, lejos de la costa y abandonados a la buena de Dios y, para colmo, como arma para la inflación, una gomera en la mano…

Escribir comentario

Comentarios: 0