El futuro, un camino sin señales

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

La puntualidad es quirúrgica, como si en un par de semanas la cultura se hubiera transformado, el disertante se prepara, el administrador da las pautas del inicio y como en esos sueños de primer mundo que tanto hemos envidiado, la plataforma en cuestión acomoda sillas, micrófonos, imágenes y todo lo necesario para que la charla comience a la hora estipulada. La cuarentena ha logrado lo que siempre he soñado: un evento anunciado para las 9 horas, comienza, a las 9 horas.

 

Esto sucede en Argentina, como diría un viejo “speach”, aunque usted no lo crea. Claro, la cuestión en definitiva que se arranca sin necesidad de ver si llegó quien tenía que llegar, si el tránsito, si me quedé dormido (hay casos), pero en esta nueva modalidad, las cosas suceden seriamente, por lo cual, podían hacerse, solo había que cambiar las formas.

 

Son tiempos donde cada uno tiene el lunch que gusta, vale todo, el mate, café, comer algo, hasta alguna bebida espirituosa en el medio de una conferencia, es posible, total, nadie tiene el derecho de sugerirte que tomas, en tu propia casa.

 

Y ahí vamos, barbijos en el martillero, ferias mixtas de corrales filmados, de ventas telefónicas, de una internet que poco a poco venía metiéndose en el mercado y que de un día para el otro, tuvo que cambiarse a las apuradas, despeinadas y sin perfume y encontrar varias consignatarias entendiendo de que el futuro era hoy, más allá de las necesidades, de las formas, de las limitaciones.

 

No hay más almuerzo y no se acaba el mundo, las costumbres seguramente serán otras cuando esto pase, cuando esto al menos comience a rodar, a tomar algún tipo de forma, que será nueva y diferente. Las primeras pruebas de catálogos on line y de reproductores sin el show, ya habían dicho presente años anteriores y hoy vemos como muchas cabañas van repensando, van agiornando una venta que de alguna manera, deberá realizarse, ya sin fiesta, sin glamour, donde más que nunca la palabra confianza, fidelidad, responsabilidad, serán el primer argumento de venta. Cuidado: acá quien falle una vez, podrá fallar por siempre, ya no es responsable quien se equivoca comprando, sino claramente lo es, quien no venda lo que dice que vende. O acaso en mercado libre no se compra por puntuación e historial del vendedor?

 

La vida nos dio un vuelco y como todos los grandes cambios, no espera absolutamente a nadie, es el viejo mandato de la naturaleza, ya no se trata de ser más grandes, de ser más fuertes, de ser el más conocido, de tener el mejor gremio, aquí quien manda es la adaptación en el más crudo de sus modelos, quien no se adapte ya a los cambios (y van tan solo treinta días de comenzado) con suerte quedará mal herido, sin suerte quedará en situación de quiebra y si no se adaptó, pasará lo que pasa en la historia del universo, sencillamente desaparece, el y todos sus empleados, chille quien chille.

 

En esta no hay culpables y si los hay en China, en algún laboratorio o donde sea, nadie desde aquí podrá ir a reclamar los gastos. De acá en más, se acabaron los reclamos de antes, no existe más la visión de empresario perverso, de sindicato o gremio que nos defienda, ni las leyes están para dar una mano, cuando sabemos bien que los primeros en esconderse, fueron los tribunales, con la corte y toda la lista de facilistas, que jamás están cuando la sociedad los necesita.

 

Nació un nuevo tiempo, el de supervivencia, donde los malos ya se ven diferentes y los supuestos buenos, comienzan a desesperarse. Las crisis no solo desnudan oportunidades, se encargan de poner lenta y dolorosamente, cada cosa en su lugar. Supervivencia, un lugar donde tal vez se corra la delgada línea de culpables o inocentes.

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