La autoría pertenece a la puanense Jorgelina Walter, en un homenaje a sus tatarabuelos.
Todos somos protagonistas de la historia. Pero la tarea de hacer historia, es la de quienes como Jorgelina, junto a su familia y colaboradores, valorando testimonios materiales y no materiales legados por sus ancestros, dan vida y dimensión en el presente a un pasado muy sentido, para ponerlo a disposición de sus contemporáneos y de generaciones venideras. Esta tarea es hacer Patria, como lo hicieron desde los albores del siglo XX aquellos esforzados alemanes del Volga.
Por tales razones felicito a Jorgelina por esta iniciativa de plasmar la existencia y toda la labor de recuperación de esta Colonia en la redacción de la obra titulada “Santa Rosa. Memorias de una colonia “. Y agradezco su convocatoria para realizar un análisis del contexto histórico argentino en el que nació la Colonia Santa Rosa, que hoy puede visibilizarse y cobrar dimensiones reales en la mente de cada lector de la obra.
La llegada masiva de inmigrantes de Europa Occidental y de los Alemanes del Volga a la Argentina debe comprenderse en el marco de una política ejercida por gobiernos de ideología liberal, sustentados en una Constitución Nacional que abría las puertas del país a todos los hombres del mundo que vinieran a ejercer industria, comercio o profesión.
Juan Bautista Alberdi, inspirador de nuestra Constitución Nacional en su libro Bases y punto de partida para la Organización Política de la República Argentina decía: “¿Queremos que los hábitos de orden, disciplina y de industria, prevalezcan en nuestra América? Llenemosla de gente que posea hondamente esos hábitos…La civilización no se propaga de semilla. Es como la viña, que prende y cunde de gajo” Y esos gajos fueron los inmigrantes, nuestros abuelos, bisabuelos y demás antecesores familiares que como estos alemanes del Volga movidos por la crítica situación vivida en Europa llegaron a esta tierra. A este panorama debemos sumar la política de fomento de la llegada de extranjeros de Europa, intensificada por la Ley N° 817 de 1876, de Inmigración y Colonización, sancionada durante la Presidencia de la Nación el Dr. Nicolás Avellaneda, cuyo objetivo prioritario fue poblar y aprovechar las grandes extensiones de tierra que poseía nuestro país.
Justamente en 1876, se delinea el campamento militar aquí, en Puan, lo que da origen a nuestro pueblo, como consecuencia de la avanzada militar sobre el territorio ocupado por los primitivos pobladores de esta tierra. Luego de la ocupación militar, comenzaron a llegar las primeras familias de inmigrantes de diversas nacionalidades, entre ellos, los alemanes del Volga que adquirieron tierras en 1901 y al año siguiente fundaron la Colonia Santa Rosa.
Aquí, los alemanes del Volga lograron su anhelo: una tierra para radicarse, formar familias y cultivar, tras pesados esfuerzos pasando por las desventuras en Europa, la iniciativa de emigrar, el larguísimo viaje, el desarraigo y el llegar a un espacio donde casi todo estaba por hacerse. Y tal como lo planteaba Alberdi, lo hicieron…Ellos vinieron a construir, no a destruir… Por ello debemos separar el accionar violento de los gobiernos de turno contra la población originaria, de la tarea titánica de los europeos. Aquí trasplantaron su cultura que unida a las cimientes nativas han generado el ser nacional argentino y esta cultura ecléctica que reúne los aportes de los alemanes junto a los de otras nacionalidades.
Desde el punto de vista historiográfico, estas Memorias redactadas en ocho capítulos, constituyen un relato muy ágil ameno y perfectamente testimoniado por fuentes documentales escritas que permiten comprender la situación vivida en Europa, mapas que marcan el largo viaje hasta su llegada a la Argentina, su recorrido ya en territorio nacional hasta el momento de su radicación en las proximidades de Puan donde se forjara la Colonia Santa Rosa.
El rigor documental se aprecia a través de minuciosas y completas cronologías que aparecen intercaladas en el relato cuando la temática lo requiere.
Todos los aspectos de la vida de la colonia: la cotidianeidad, la religiosidad, la economía, la educación familiar y escolar, la vida de relación entre colonos y con la comunidad puanense aparecen reflejadas en imágenes de documentos que parecieran plasmados invitando a que en un futuro alguien los recogiera para hacer lo que hoy estamos presentando. A eso sumaría fotografías, sentidos testimonios orales de memoriosos residentes y docentes, canciones y muy especialmente destaco las expresiones en idioma alemán, que aún conservan sus descendientes.
Un condimento especial ofrece el capítulo VII en el que se echa a volar la imaginación a partir de los testimonios orales para revivir lo que fueron celebraciones y cultos en días festivos.
En la existencia de la colonia, un aspecto que se destaca es la religiosidad, ya que “el amor y la confianza en la Divina Providencia fue lo que los animó permanentemente en su largo peregrinar” Naturalmente esta fe cimentó la esencia y la identidad de los alemanes, ligada a tres grandes motores: “El Amor a Dios”, “Amor a la tierra y todo lo que contiene” y el “Amor a la libertad”. De esa religiosidad surgieron varios hijos que abrazaron la vocación religiosa, con destacada trayectoria en el ámbito nacional.
Esta publicación se inicia y se cierra en el presente, a partir del reconocimiento y puesta en valor de la Colonia por parte de descendientes y vecinos de la misma cuando junto a autoridades deciden recuperar -en la medida de lo posible- sus restos materiales y celebrar su fundación cada 30 de Agosto, día de su Patrona “Santa Rosa de Lima” y concluye con una cronología de todas las acciones desarrolladas año tras año, hasta el presente, manteniendo vivo en la memoria puanense y de sus condescendientes de otras colonias hermanas la existencia histórica de la Colonia Santa Rosa.
Así, el pasado de la Colonia Santa Rosa queda abrazado por un presente que la mantiene viva y estas Memorias constituyen, en este momento, un hito trascendental, que hoy tenemos la posibilidad de conocer y disfrutar.
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