Un mercado en la búsqueda de culpables

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

Quién es el dueño de los precios en la Argentina? Cómo se forman los precios? Alguien los regula? Existe una lógica de mercado? Todos interrogantes que en el caso del sector agropecuario, solo se multiplican y en definitiva pocas respuestas tendrían en realidad, algún tipo de coherencia.

 

Durante la semana el episodio ocurrido tras la reunión de la Mesa de la carne dejó una “chispa” encendida: la declaración de una de las cámaras que reúne a la industria, emitió en su comunicado que le aseguraron al presidente Macri, “que no existe un contexto para el aumento del precio de la carne de aquí a fin de año”. Alguna prensa sin intenciones claras, rápidamente acortó el título; "acuerdo de precios en la mesa de la carne”. Rectificación a los dos días y el murmullo en la tribuna que deja en claro que de cierta manera, no hubo acuerdo, pero si se dejó claro, quienes son los supuestos inocentes y quienes los probables culpables.

 

Es cierto, los analistas hacen sus números y la tabla de Excel dirá que los corrales están repletos, de que habrá consumo de sobra, que la exportación no podrá empujar por falta de las categorías, etc, etc. Pero claro, en la planilla, no figura el factor humano, ese que por miles, no puede seguir adentro del negocio con los valores de carne actuales. Y entonces? Es muy probable que en poco tiempo, el precio aumente, el Excel no lo explique y el culpable, será el productor.

 

En la vereda de enfrente, hace pocos meses atrás, la verborrágica Lilita, acusó a productores de no liquidar sus dólares, de dejar en los silos la plata de los Argentinos. Por lo bajo, los exportadores se refregaron las manos, sin susurrar si quiera, dejaron que la bola corriera y los miles de toneladas ya compradas y por venderse, supuestamente siguen teniendo un culpable. Claro, un culpable que cobra en pesos y que hace tiempo, vio por ejemplo cómo vendía un trigo a cosecha en 170U$ y algún exportador lo sacaba unos 30 o 40U$ por encima. No conforme con ellos, los molineros acusaban a la suba del trigo, la problemática de un pan el alza y la historia que se repite, sin que nadie le ponga el cascabel al gato.

 

De leche no hablaremos porque directamente es un absurdo, el mismo que representa el valor de una manzana, que caída de la planta, subida a un camión, puesta en un cajón y a lo sumo lustrada por el verdulero, mágicamente adquiere un 300% de valor extra, algo que solo en Argentina es explicable y tiene al estado como el principal cómplice, hacedor de la cadena impositiva más voraz, que exista sobre la fase de esta tierra.

 

Hasta ahí, el productor sin mucho por hacer, desunidos, incapaces de ser corporativos, encerrados en la defensa de su propia eficacia, poco hace y poco puede hacer, ante tanta distorsión. En la otra punta, el consumidor Argentino, un verdadero analfabeto a la hora de defender el bolsillo y boicotear precios, productos, generando un verdadero poder de compra. Un poco acostumbrado otro tanto, de cómodo, de no haber pasado jamás en la historia de la Argentina – con respeto a los pobres -, un poco de hambre, pero del real, el hambre en serio.

 

Y un estado, ausente en todo, incapaz de generar una justicia de mercados, con impuestos distorsivos, poco útiles, simplemente dejando una y otra vez, que los intermedios, sean los dueños de cualquier negocio. Simplemente, resultados a la vista.

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