¿Refundar o refundir la Nación?

La idea propone que cualquier término que se utilice puede lograr el mismo fin o la generación de su antítesis.

En su llegada al poder, Cambiemos tenía un precepto claro: organizar los desaguisados del kirchnerismo para sentar las bases y comenzar la reconstrucción de la Argentina. La ambiciosa propuesta centraba su recuperación en una rápida corrección de los errores de la administración de Cristina Fernández, poniendo como uno de los principales puntos la eliminación de la pobreza y la generación de miles de puestos de trabajo de calidad. 

 

La creación de una nueva estructura gubernamental, judicial, económica y sobretodo social, falló. Y el error estuvo tanto en el mensaje como en la toma de decisiones, generado especialmente por un marcado optimismo futurista, con el recordado segundo semestre a la cabeza. Se intentó establecer una situación en que los duros aumentos de tarifas eran necesarios para mejorar la calidad de vida. En parte hay una razón, la pobre provisión de los distintos servicios públicos se debe a un abandono en que se sumieron durante décadas. 

 

En el relato de aciertos es justo mencionar que durante los dos primeros años de mandato de Mauricio Macri se multiplicó la obra pública, poniendo especial énfasis en aquellas que son de suma utilidad para el crecimiento industrial, como carreteras y energía. 

 

Sin embargo todo lo bueno logrado antes de las elecciones legislativas comenzó a perder su potencia con bruscos cambios en el aspecto económico que terminaron por instalar el malhumor y la desconfianza en la población. La inestabilidad del dólar, acompañado por un constante movimiento de los mercados internacionales, la poca generación real de empleo, los despidos en distintas áreas del Estado y un comprometedor ajuste acordado con el Fondo Monetario son los alicientes que fomentan una sensible baja en las encuestas de los principales líderes de Cambiemos. 

 

La idea del resurgir patriótico brindando seguridad jurídica para la conformación de múltiples negocios, solo sirvió de alimento para que unos pocos se alzaran con los beneficios que produce la renta financiera. Es que la actualidad en la que está sumido el país es más favorable la compra de bonos del Estado a un precio bajo con altas tasas de interés que continuar con un emprendimiento. El empresario argentino prefiere guardar antes que luchar contra los sindicatos, empleados y tarifas.

 

Parece que para refundar a la República primero se deberá refundir. No es pedir la quiebra, sino licuar conceptos anteriores que quedaron obsoletos; renovar la vetusta clase dirigencial constituida por en su mayor parte por los mismos de siempre, quienes misteriosamente se logran ubicar en alguna lista para estar presentes en la toma de decisiones y por sobre todas las cosas, la sociedad deberá ocuparse de demandar soluciones cuando los funcionarios de turno se desentiendan de sus obligaciones. No alcanzó con el que se vayan todos, porque todos se quedaron. Si no existe un compromiso genuino de todas las partes, el camino será la fundición, pero no para amalgamar sino para cerrar las puertas. ¡Hasta la semana que viene!.

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