Por José Luis Ibaldi – Mañanas de Campo
¡Cuatrocientos programas!!! Guau… ¡Qué groso!!!, podrán pensar desde el otro lado del dial. Es cierto. No es poca cosa, sobre todo para vos, Carlos, que llevas todo el peso de la dirección y de buena parte de la producción, junto al amigo Pablo.
Pero como siempre insisto, nada es fortuito en la vida. Como decía Einstein: “Dios no juega a los dados”. Nuestra conexión, Carlos, tiene que ver con una causalidad, y la voy a agradecer toda la vida. Y ahí sí hay que dar entidad a ese slogan que dice: “Cristina lo hizo”. Y vaya si lo hizo: nos hizo encontrar.
Eran aquellos días de la 125 y todos –algunos con menos elegancia y otros con más- editorializábamos sobre esa resistencia al brete que hacía el campo en su conjunto, cual bagual indómito.
Y Carlos, como buen “animal de radio”, escuchaba día tras días mis furibundos argumentos, que esgrimía en la columna del cooperativismo agrario de lunes a viernes. Y un día se produjo el encuentro. La causalidad se transformó en certeza, cuando me invitó generosamente a ser parte de su proyecto “Mañanas de Campo”. Han pasado 400 domingos. En algunos no he participado por mis constantes atributos de “hormiguita viajera”, o de “delincuente” al decir del amigo “Titirilo” Machi, pero la columna de alguna forma estuvo presente.
Hoy celebro junto a vos, Carlos, y a todo el equipo estos 400 programas a sabiendas que no es la culminación de una tarea, sino un trampolín para seguir construyendo juntos –sí, ustedes los oyentes y nosotros- nuevas “Mañanas de Campo”.
Cuando llegamos a los 100 programas, señalé que la aventura es una de las grandes fascinaciones que posee el hombre desde sus orígenes. La evolución del hombre ha sido, es y seguirá siendo una entusiasta aventura ante la inmensidad de la vida. Pero lo más fascinante de la aventura es la exploración hacia lo desconocido.
Precisamente, la labor periodística es una permanente exploración hacia lo desconocido. Su motor es la curiosidad y es lo que nos hace caminar hacia la meta; pero cuando creemos haberla alcanzado, nos damos cuenta que hemos planteado nuevos temas para explorar y nuevas puertas se abren a la curiosidad.
Traducido en términos camperos, nuestra labor periodística oficia de sinfín, sacando de las entrañas del silo de cada protagonista, de cada tema, todo el conocimiento, la experiencia, la vivencia; para que guiada, confrontada, enriquecida, alimente, como el pan, el espíritu de quienes abrevan de “Mañanas de Campo” y nos enriquecen diariamente con sus críticas constructivas, sus comentarios y aportes.
Cuando hemos redondeado los 400 programas podemos decir con absoluta tranquilidad de conciencia que hicimos, hacemos y seguiremos haciendo periodismo a secas, es decir crítico. De otra manera, sería mera propaganda al servicio de alguien. Del mismo modo, esta emisora, también nos proporcionó el ámbito diáfano, para ejercer en libertad ese cometido.
Nos esperan nuevas noticias, nuevas opiniones, nuevos domingos, nuevas “Mañanas de Campo”. Y digo “nos esperan”, porque tenemos en claro con Carlos que el programa no empieza y termina en el programa mismo, sino que se construye diariamente por, para y con ustedes, nuestros oyentes. Por eso en “Mañanas de Campo” nos preocupamos, confrontamos, criticamos, nos emocionamos, aprendemos y nos divertimos juntos.
Concluyo como empecé… Agradeciendo la causalidad, el motivo que nos hizo reencontrar; pues cuando la Justicia está llenando las cárceles de Ezeiza y Marcos Paz de la “flor y nata” del kirchnerismo, y prepara su embestida contra nuestra virtual “Madrina”, bueno es reconocer que en la Prehistoria de “Mañanas de Campo”, Cristina lo hizo!!!
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