Falsos billetes

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

Por estos días el presidente Alberto Fernández (presidento, perdón), volvió a insistir con la importancia de la imagen de nuestros billetes, resaltando la figura del General Belgrano, por encima del Yaguareté y otras especies, que han invadido nuestra moneda. “Un hombre inmenso, un jurista, entendió la economía como pocos”, arremetió el primer mandatario al ensalzar la figura del general.

 

Indudablemente, nuestras figuras patrias poco tienen que ver a la hora de representar un pueblo que carece absolutamente de valores democráticos, empezando claramente por quienes gobiernan. Aquellos hombres, despojados de cualquier egoísmo, no dudaban en dejar hasta el último centavo o fines personales, cotejados con nuestros políticos actuales, que piden solidaridad y esfuerzo, mientras que ellos no mueven una sola coma de todos los “ceros” que mensualmente reciben en sus cuentas, mientras que sus jubilaciones de privilegio futuras, serán un poco más de alimento para el gran cáncer argentino que justamente conforman el sistema previsional.

 

Estos mismos tipos, que ahora vuelven a sus fuentes, parafraseando el lamentable espíritu democrático que tipos como Néstor y su obsecuente sicario económico – un tal Moreno-, exigían a quienes no estaban de acuerdo con sus medidas, “armen un partido político y ganen las elecciones”, mientras que hoy vemos en la misma triste línea a Fernández, acusar de “opositores a todos los autoconvocados que salen a las rutas”. La pregunta es: los docentes ahora también serán tildados de opositores? Los transportistas serán golpistas? Los sindicatos entonces, son un frente paramilitar armado? Qué representa un piquetero para el señor Fernández? Indudablemente cuando no gusta el sistema democrático, el facilismo señala que las ideas no son para debatir, son para someterse.

 

Por eso casi con tristeza, vemos el tibio papel que cumplen los representantes de las entidades, completamente perdidos y sin instrucción alguna de parte de quienes representan, asisten a reuniones donde las decisiones ya están tomadas. Cómo es posible asistir a un diálogo, cuando el día anterior se cierran los registros de exportaciones? No señores, eso no es un diálogo, es un manoseo al cual el campo se ha prestado en nombre de sus representantes.

 

Tiempos difíciles vienen para el sector, no solo por tener que hacerse cargo de un país sin identidad y destruido económicamente por todo un sector político que ni siquiera asume sus responsabilidades, sino que a la vez, tiene que lidiar con su propia incapacidad de acción, con autoconvocados anárquicos, con productores pidiendo un paro pero sin objetivos, con gremialistas que solo escuchan quejas de sus dirigidos.

 

El campo también tiene su grieta, una que viene de lejos, que mostró apatía tras la 125 mientras trigueros y ganaderos desaparecían y hoy ven sin mucha efervescencia, como la soja vuelve a sufrir discriminación productiva, siendo rehén una vez más de los desbarajustes de la política.

 

Por eso, tener un billete con Belgrano, con San Martín, con Sarmiento o con Favaloro, no puede cambiar lo que somos mientras no sigamos el legado que nos dejaron. Porque en definitiva, hay dos países, uno que labura para la política y otro, que vive de ella. En ninguno de esos dos países hay un prócer que lo represente.

Escribir comentario

Comentarios: 0