Las raíces, el lugar para volver a creer

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

Las sensaciones se mezclan, hay fotos que dicen algo más que una imagen y los recuerdos pasan como en un cortometraje, tratando de “atajar” lo importante, guardarlo en un rincón del corazón y apartarlo para usar ante una emergencia. Acá, allá, presente o ausente, la imagen de un padre suele ser motivo suficiente para reflexionar sobre este - por lo menos - “raro” momento que atravesamos por estos pagos. Por eso, en tiempos de crisis de personalidad, en momentos de angustia, en épocas donde la fe aparece solo como un viejo libro, el día del padre asoma como la posibilidad de “revolver” entre nuestras raíces.

 

La regresión sin embargo, puede ser un tanto decepcionante. De acuerdo a la edad de cada uno, los sueños de una patria grande, pueden ir desde una mínima frustración, hasta un entero sabor a fracaso. Frustración porque quizás aquellos más jóvenes, encuentran constantemente una economía en llamas, una estabilidad pulverizada, una política falsa y abúlica, donde las comparaciones ya casi con cualquier país del mundo que más o menos haya educado su pueblo, son directamente odiosas. Por eso, quienes tenemos la difícil tarea de ser padres de niños pequeños en estos tiempos, se nos complicará muchísimo intentar explicar las razones por las cuales, somos lo que somos y estamos donde estamos. Y allí seguramente, habrá que revolver en ese mar de recuerdos, donde cada uno tendrá la “brújula de vida” que quizás, tuvo la suerte de recibir de su propio padre. Otros, la tuvimos que hacer a “ojo”, sin más parámetros que la vida misma, pero –como en el caso personal - con tutores que la vida fue sabiamente eligiendo.

 

Estarán los otros, los de más edad, donde además los envolverá seguramente un rincón de culpa, por sentirse actores y protagonistas de un sueño, que empezó allá lejos y hace tiempo, que salió de un proceso militar, que entró en una democracia, que naufragó una y mil veces en los mismos mares y que con la convicción de laburo, compromiso, responsabilidad y honestidad que sus propios padres les dejaron, encuentran hoy resultados que en conjunto, poco se parecen a todos estos lineamientos de vida, en un país que no conoce de su piso, sobretodo cultural, social y educativo. Le guste a quien le guste, por el potencial y el territorio, somos la ruina y la quiebra, de un país que pudo ser rico en todo.

 

Y entonces? Cómo llegamos a esto? Difícil de saber a ciencia cierta, pero indudablemente esas raíces, esos ejemplos, esas convicciones, pocas veces han llegado de parte de los padres de quienes condujeron los últimos 50 años de esta Nación. Habrá ejemplos, seguro, habrá miles de excepciones, estará lleno de quienes traicionaron esos ejemplos dejados, miradas bajas de muchos padres que dejaron mucho y obtuvieron poco y otros tanto, “revolviéndose” seguramente en alguna tumba, ante la tamaña vergüenza de ver sus hijos ignorar todo lo enseñado, mansillando el propio apellido y destruyendo todo lo que tuvieron en sus manos.

 

Por ello, en la mayor oscuridad, en el peor momento, en la más profunda de las desazones, siempre es bueno renacer en el recuerdo, reencontrar aquella palabra, algún abrazo, una mirada de aprobación y hasta alguna lágrima de orgullo. Esté presente o no, las raíces quedan, las sensaciones existen y desde que el mundo es mundo, el padre siempre es un buen lugar, para poder volver a creer, en nosotros mismos.

Escribir comentario

Comentarios: 0