Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo
El pasado 7 de junio se celebró en nuestro país el Día del Periodista, instituido en 1938 por el Primer Congreso Nacional de Periodistas en recuerdo de “La Gazeta de Buenos Ayres”, publicación que fuera creada por la Primera Junta de Gobierno surgida de la Revolución de Mayo.
Resulta gratificante releer a Mariano Moreno, principal redactor de “La Gazeta de Buenos Ayres”: “La verdad, como la virtud, tiene en sí misma su más incontestable apología; a fuerza de discutirlas y ventilarlas aparecen en todo su esplendor y brillo: si se oponen restricciones al discurso, vegetará el espíritu como la materia, y el error, la mentira, la preocupación, el fanatismo y el embrutecimiento, harán la divisa de los pueblos, y causarán para siempre su abatimiento, su ruina y su miseria”.
Atentos a estas precisas palabras de Mariano Moreno, no debe quedar duda que el derecho de todo ciudadano a la búsqueda de la verdad y a la difusión de sus ideas como expresión de la libertad de pensamiento, se halla fuertemente ligado a una información genuina, confiable, sin deformaciones y cuya principal fuente son los medios de comunicación social.
Alguien señaló que “además de ser veraz, el periodismo debe ser fuerte, sin perder elegancia; valiente, sin pecar de ostentoso o fatuo; crítico, sin dejar de ser justo, y francamente optimista, sin desubicarse en los momentos de confusión”.
A medida que se ahonda en esta profesión, nos encontramos con un hilo conductor: la búsqueda de la verdad. Así de simple y así de complejo.
Al agradecer profundamente los mensajes y saludos en nuestro pasado día, desde estas “Mañanas de Campo” alentamos la esperanza y seguimos ajustando nuestra conducta a principios éticos, pues es el faro que nos marca el camino de la verdad.
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