Una primavera que nos desafía

Por José Luis Ibaldi -  Mañanas de Campo

Cada 21 de septiembre invita a hablar de renacimientos, de brotes nuevos, de esperanza. La primavera es, desde siempre, la estación del optimismo. Pero este año la recibimos en medio de un escenario político y económico que parece deshojarnos la ilusión a cada paso. La cotización del dólar sube como la savia de los árboles en esta época, y con cada escalón que trepa, se agitan las expectativas, las decisiones de inversión y la confianza de la gente.

 

Aun así, la llegada de la primavera nos obliga a levantar la mirada. Así como el campo se prepara para una nueva siembra y el desarrollo del trigo y la cebada, el país necesita preparar su propio terreno para el futuro. La primavera no es sólo flores y perfumes: también es trabajo paciente, esfuerzo sostenido y decisiones a tiempo para que la próxima cosecha sea buena.

 

Sin embargo, la política argentina parece atrapada en la lógica de la confrontación, cuando lo que urge es el diálogo. Las elecciones de medio tiempo están a la vuelta de la esquina y la rosca política está más activa que nunca. En el Congreso de la Nación vemos a legisladores que hoy se envuelven en banderas de sensibilidad y justicia por jubilados, discapacitados y educación; pero que cuando fueron oficialismo no mostraban el mismo interés. La hipocresía cunde por los pasillos del Congreso. Mientras tanto, la economía cruje.

 

Esta primavera podría ser la oportunidad de cambiar el rumbo, de pasar del desgaste a la construcción. Así como la naturaleza no se queda en pausa, tampoco el país puede darse el lujo de esperar. Es tiempo de acordar, de sembrar consensos, de poner el interés común por encima de las mezquindades de corto plazo. El Gobierno también tiene que dejar de hacerse el macho Alfa y tender puentes. La primavera no resuelve los problemas, pero nos recuerda que el futuro depende de lo que hagamos hoy.

 

Pueda ser que esta estación que se inicia hoy nos inspire a mirar más allá de la coyuntura, a planificar, a trabajar juntos. Si queremos cosechar un verano de prosperidad, es ahora cuando debemos decidir qué semillas vamos a plantar.

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