Impedir, el deporte nacional

Por Carlos José Bodanza - Mañanas de Campo

Dinámica, es la primera palabra que salta a la vista, cuando de realidad se trata. Es un ir y venir de temas que debemos resolver, que no alcanzarían los editoriales de un año entero para tan solo mencionarlos, abordarlos, debatirlos y sobre todo, intentar priorizarlos cuando todos y cada uno de ellos tiene su propia urgencia.

 

Crecer seguramente es el primer objetivo de un sector, de un país, de un campo, de una empresa o de lo que fuere, sin esa “zanahoria” es difícil afrontar el día a día, cuando lo que sobran, son problemas. Crecer, es siempre motivador, es la adrenalina que suple los haberes, los faltantes, los errores. Pero si hablamos de crecer en el sector agropecuario, lo primero que salta a la vista, es la total falta de infraestructura para hacerlo. Rutas? Detonadas, no entra un solo camión más y las que están, van claramente en detrimento. De caminos rurales mejor ni hablemos, si no podemos pensar en autovías, en rutas seguras, en un simple asfalto, soñar con un “mejorado” hasta la tranquera, suena ciencia a ficción por estos pagos. Y no hablo de troncales que está lleno, hablo de las cientos y miles de huellas que mandan a la hora del tránsito rural.

 

Puertos? Si con lo que recaudan no son capaces de solventar una simple circunvalación como la de Bahía Blanca, queda claro que es solo un agujero negro donde la provincia, “manotea” a diestra y siniestra, dejando claro que no se caerá un centavo en el camino, para beneficio de lo que ellos mismos, usufructúan.

 

Crecer dije, difícil, cuando ni siquiera hemos resuelto si todos los avances tecnológicos de una semillera, deben ser reconocidos. Vos invertí, vos investigá, vos arriesgá, total después es mío, podría ser algún razonamiento. Mientras tanto, seguimos discutiendo si el “Mosquito” con altísima tecnología y conocimiento, es más nocivo que los gases de la petroquímica, que los millones de autos por las calles y por las dudas, intentamos que los trenes no avancen, no sea cosa que los del “sindicato de avellaneda” se enojen.

 

En ganadería por suerte los precios tapan todo. Seguimos debatiendo si hay que exportar o vender el bife de chorizo barato, si la calidad es solo para beneficio de los frigoríficos y si la barrera patagónica hay que sostenerla para no generar conflicto o si vamos a vacunar eternamente para que el sistema no se toque, mientras que a nuestros alrededores, ya no queda casi quien vacune, pero siempre lo mejor, es no cambiar nada, porque seguramente, lo vamos a volver a arruinar.

 

Crecer, es difícil, cuando todavía por el barrio, robar hacienda no es un delito importante, de a dos, de a tres, un alambrado cortado, una tranquera violentada y hasta alguna casa o un tanque de combustible, parecen solidaridad de quien produce, la justicia siempre tiene cosas más importantes que un cuatrerismo o un productor en el medio de la nada.

 

Inteligencia Artificial, drones teledirigidos, tractores sin conductor, cosechadoras conectadas con los satélites. Sin embargo, hay que seguir llenando formularios a mano para llevar granos, hay que sacar permisos, hay que cotejar caravanas para cargar hacienda, para cambiar vacas de un campo, para sembrar, para vacunar, es la contracara del progreso, cuando hasta para fallecer, hay que darse de baja, a ese extremo se llega en un lado donde se intenta llegar a la eficiencia y del otro, se tironea para que el progreso no vuele demasiado.

 

Se acabó el tiempo, el mundo no espera, avanza con o sin nosotros, no podemos vivir aferrados a un formato que ya no existe, que debemos soltar y que en caso de errores o imprudencias, se debe caer con toda la fuerza de la ley, hacia aquellos que lo impidan.

 

Lo importante es empezar, de a uno como sea, pero sobre todas las cosas, comenzar a dejar atrás la máquina de impedir, esa de la que muchos, han vivido eternamente y es urgentemente necesario, hacerlos a un lado.

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