Dos colores, bajo la misma bandera

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

Tal vez el día que lo imaginó lo hizo en un sentido diferente al que nosotros prensamos, ese de “el color del cielo” como si fuera una única cosa, como si representara lo mismo, como si todo estuviera unido por una lógica y sin embargo, siguen siendo dos colores. Y tal vez así, tenga algún sentido esto que nos pasa, esta suerte de grieta eterna sin final, que una y otra vez sale a flote, nos distancia, nos rompe, nos atrasa, nos deja siempre a mil años de todo, cuando en el fondo, tenemos potencial, no tanto como el que creemos –ese tal vez es el gran problema Argentino, sobrestimarse sobre el resto- pero lo tenemos, no podemos ser tan necios de negarlo.

 

Y así fue siempre, Españoles vs indios, Criollos contra la corona, Federales y Unitarios –azules contra colorados si así lo quieren- Balbinistas contra Peronistas, luego estos últimos contra Radicales, la izquierda con la derecha, Militares contra Montoneros, Kirchneristas contra Macristas, La Campora contra todos, Libertarios a romper y la historia parece igual, dos colores, la misma bandera y el círculo vicioso que se repite.

 

Nacidos en el mismo lugar, bajo el mismo cielo, no hay forma de entendernos, es imposible unir a unos que creen que robar está bien mientras se reparta y eso provoque bienestar, a otros que creemos que el que roba es un delincuente y punto, y que no hay nada de privilegio en haber tenido una “investidura”, todo lo contrario, el castigo debería ser humillante y ejemplificador para todo el resto, aquí, se lo trata con honores, bajo sus propios pedidos y exigencias, una aberración completa al sentido de justicia que podríamos tener todos los ciudadanos que laburamos honradamente y pagamos nuestros impuestos, imposible unir el azul con el blanco. O claro, tal vez el color celeste, sea para que algún momento, hagamos algún tipo de pacto, donde quienes transitan ese azul, estén de acuerdo al menos que las ideas no son el problema, el grave cuestionamiento, es la corrupción, es la única manera, de movernos este “blanco”.

 

Tenemos ese formato, es así, solo nos falta disputar si San Martín fue más grande que Belgrano, mientras tanto seguimos peleando para ver si somos “Rosistas” o de Sarmiento, porque creemos que Maradona fue el más grande caudillo, cuando nos dio un mundial y la gloria, pero detrás hubo un ejército que desapareció con el, algo similar le pasó por años a un tal Messi que sin tener las virtudes de aquel, en el momento que entendió que ser el mejor era poder ser útil a un equipo para el poder recién allí brillar, es cuando quedó descendencia, de allí que hoy, sin tener lógicamente su poder de antes, el equipo sigue estando, hay un legado, hay un celeste y blanco, siempre disculpando tremenda analogía, pero tan clara y tan evidente, que prácticamente le costó la carrera poder conseguirlo y entenderlo y a nosotros, un montón de campeonatos sin nada, por no ser capaces de cambiar la lógica de que un caudillo nos salve, la gloria de un caudillo, es efímera, la de un pueblo, es eterna.

 

Y ahí vamos, “flameando” sus restos, esos que cuando salís a cualquier lado, entendés que atrasamos, que no somos capaces de romper la lógica autoimpuesta, que quien no gobierna es el enemigo a vencer y quien gobierna, es el poder a destruir, nadie construye, o somos todo estado o somos todo liberal, o todo libertades o todo prohibición, o dólares para todo, o inflación eterna, consumismo o depresión, no hay bandera posible cuando el lema es, “si mi me va bien, suficiente, el país que se arregle”, y así es la lógica de los que creen que hoy estamos mal, porque ayer destrozando todo e hipotecando el país en todo, “yo estaba mejor”.

 

Necesitamos imperiosamente juntar los colores, porque existe un solo color que en la luz, es la suma de todos los colores y ese, es el blanco. Tal vez, aquella bandera azul y blanca, nació como una suerte de condena, pero me niego a creer que no podamos entre todos alguna vez, hacerla celeste y blanca, esa, la misma, la del color del cielo que nos ha dado Dios…

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