Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo
“Vos que sos periodista” suele arrancar la frase que durante mucho tiempo me negué a aceptar, reconozco un poco por respeto a los que durante años estudiaron lo que corresponde, se esforzaron, se recibieron y sobre todo ejercieron con pasión esta profesión que es tal vez, demasiado “vocacional” a la hora de entender que como un médico, un servicio de urgencias o tal vez un guardia nocturno, muchas veces no tiene ni días ni horarios, se ejerce desde que sale el sol, hasta que tal vez, suena un teléfono a la noche.
Soy Veterinario y estoy exageradamente orgulloso de mi profesión, la ejerzo cada día en diferentes ámbitos y reconozco que extraño un montón de cuestiones diarias de ella a las cuales hoy, la pulseada la ha ganado holgadamente esta otra vocación de la cual muchos insisten, ejerzo profesionalmente aunque no lo sea. Tal vez, justamente por no serlo, a veces me cuesta entender ciertas cuestiones, de esas que pasan en todos lados, pero quizás en el periodismo, siempre quedan mucho más expuestas.
No me gusta el ninguneo, los ensobrados, la culpabilidad constante ni el rol en cual a veces Presidentes como el actual, tienden a generalizar e inclusive como en algún caso, puntualizan, pero soy de los que creen que como en todos los ámbitos, nadie puede sentirse tocado por lo que no le corresponde. Insisto, el “dedo al revoleo” sienta mal, pero también es cierto que hay un gran “mea culpa” para hacer, en cuestiones éticas, morales, ideológicas, comerciales y otras tantas, donde sin dudas hay más deudas que saldos a favor, por eso tal vez, la recurrente sospecha o acusatoria de muchos sectores y peor aún, la falta de confianza de una sociedad que hoy directamente no lee prácticamente nada, todo es rápido, veloz, títulos vacíos con noticias que no tienen nada atrás y barbaridades dichas en un teclado, sin que nadie diga nada, porque ni siquiera son evaluadas.
Y así vemos livings de discusiones vacías, más propias de un bar que de una mesa de análisis, redes donde todo se copia y se pega, donde los seguidores no existen porque fueron comprados en promociones o reeles virales que son lo que funcionan, si dicen algo o no, no interesa, lo importante es que “atrapen” y si lo hacen, alguien paga por ellos.
Tal vez la magia de la radio de miles de horas escuchadas por años, con enormes periodistas, me llevó por otro camino, por otro pensamiento. El leer, ese ejercicio tan profundo que no tiene la gratificación inmediata de un “reel” o de un videíto con música pegajosa, pero sigo sintiendo que esa lectura, es la única capaz de llevarnos a lo más íntimo de un pensamiento, de una idea, de eso que significa “informar”, algo que el periodismo –dicho con mucho respeto y con muchos afuera, que la pise el que le toca….- cada día hace menos.
Nada es casual, si existe una crisis, es porque está bien fundamentada, es porque en esa carrera loca por vender, por estar, por figurar, por que alguien repita algo, a veces se saltean muchos pasos fundamentales para que lo más importante de una noticia, no se saltee: la seriedad, la responsabilidad y la dignidad de quien la comparte.
Pasaron ya 21 años y recién ahora logro reconocerme cuando alguien me tilda de “periodista”, porque tal vez siento que al menos, trato de honrar con mucho respeto a aquellos que lo son, que por suerte son unos cuantos y muy buenos, en radio, en papel, en portales, en televisión y en redes. Gracias a ellos, los que intentamos seguir ese camino tenemos siempre “faros” a quien seguir y en quienes saber que ese tesoro tan valioso llamado “información”, continúa vigente a pesar de todo.
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