Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo
Por qué es tan malo olvidar las cosas? Qué nos lleva a ese ejercicio tan pero tan injusto de no ser capaces de medir las cosas en su verdadera dimensión? Es cierto, a veces la realidad te pasa por arriba y lo único que “te sale” es agarrar a los “fustasos” lo primero que se te cruza, el problema, es que en este país lleno de gente incapaz de ser justos con la historia, cada vez que vos, que el o que yo, perdemos la memoria, volvemos a poner la República en peligro, es ni más ni menos –creo yo y con el mayor de los respetos-, lo que nuestros abuelos, nuestros padres, hoy nosotros y si no sabemos salir de ese círculo tan dañino y tan vicioso, seguiremos repitiendo, auto-condenándonos a una y otra vez, volver a empezar.
Llovió y todo se inundó, acá, allá y en todos lados, los caminos rurales son el más claro ejemplo, de como un sector que hace más de 30 años aporta diferente a todo el resto –es uno de los pocos que recibe el castigo patrimonial llamado retenciones- y sin embargo, jamás se destinó un solo centavo de todo lo extraido –de soja, uno de cada 3 camiones son del estado sumando todas las cargas impositivas- por lo cual, lo más lógico hubiera sido una mínima devolución en obras. Nada, absolutamente nada durante pongamos un período de 30-50 o los años que prefieran. Las lluvias, solo lo pusieron al desnudo, solo mostraron lo que otros no hicieron y si bien el reclamo actual es válido y necesario, debemos ser muy claros a quién le reclamos lo que no se hizo y lo que no se puso.
El actual Presidente, asumió hace apenas un año y medio. Si, hace aún 17 meses y para muchos, hoy es el responsable de todo lo que falta en la Argentina. Un país, quebrado, desahuciado, roto por donde se lo mire, cargado de deudas, empobrecido como jamás estuvo, con jubilados en el peor momento de su historia, con la justicia inexistente, con gremios empoderados, con la cultura del trabajo destruida e hipotecados por lo menos, dos generaciones arruinadas por subsidios, costumbres, educación, etc, etc, etc. Nadie, absolutamente nadie, puede estar en contra de realizar un reclamo, porque los impuestos, la Gestapo estatal, la persecución ideológica y todo lo que han realizado, aún es difícil de desmantelar y pasarán años hasta que como ciudadanos, volvamos a confiar en que como simples trabajadores, somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario, a ese extremos llegó la enfermedad terminal, llamada Kirchnerismo.
Hoy el campo, cumple más que nunca, un rol fundamental en la recuperación de ese país destruido. Por empuje, por pasión, por capacidad de generar economía genuina, es una vez más el sector llamado a hacer la diferencia, y no necesita mucho más “que buen clima” para hacerlo, ha demostrado mil veces, que con eso, es capaz de todo. Por eso entonces, necesita dirigentes a la altura de la circunstancias, que no dejen olvidar las retenciones, pero que tengan memoria, que no sean tan torpes de dejarse llevar puestos por emociones que no llevan a nada, o si, de vuelta al circulo vicioso.
Por primera vez en muchísimos años, un gobierno tomó una medida, respetó una fecha y entendió que al sembrar, el productor necesita previsibilidad, eso hizo sosteniendo la baja de las retenciones del trigo y la cebada. Los “sin memoria”, salen a reclamar por el resto de los cultivos, como si la sociedad estuviera de fiesta, los jubilados jugaran al tejo los miércoles en el congreso y la economía estuviera floreciente. Nadie pretende un cheque en blanco a un gobierno, que tiene mil millones de cosas que criticarles, pero si hay un sector que debe tener la responsabilidad de ser coherente con su pasado, ese es el sector agropecuario.
Dirigentes, productores, entidades y otros: tengan memoria o háganse a un costado, porque quienes no lo hicieron, son los responsables de 50 años perdidos de una Argentina cuya única Revolución, fue el fracaso permanente.
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