Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo
Otra vez la frase y la repetición, hace daño. Una y otra vez, esta visión equivocada que durante años salió desde las mismas entidades, se fue metiendo una y otra vez en el comentario de campo, ese que de “uno a otro” se van pasando en muchas oportunidades cuando surge un error grosero en un ámbito citadino, cuando en la televisión se incurre en datos erróneos, en charlas que se escuchan al pasar y quien está en el sector tiene que intervenir, urgido de aclarar cosas que sin dudas, no habría que aclarar.
Y surgen las dudas, porque cuando se mira en “lo global”, es raro encontrar errores muy groseros en la fabricación, venta o exportación de autos, inclusive en la industria ya sea petrolera, petroquímica o de aceros, que un Ingeniero tenga que salir a aclarar cuestiones de fabricación, números de venta y exportación, es muy raro que fuera del sector agropecuario, alguien se tome el trabajo de “teorizar” con fundamentos claramente mal intencionados, a la hora de dar información sobre un cultivo, una producción o la misma ganadería, cualquiera ella sea.
En un tendencioso artículo de una docente de la ciudad de General Pico, La Pampa, titulado “El impacto del metano liberado por el ganado en el medio ambiente”, una docente de un colegio público de gestión privada, destinado a sus alumnos de sexto grado de la primaria, dejó en claro, que la comunicación del sector agropecuario, poco tiene que ver con la ideología, cuando lo escrito, es contundentemente dirigido a formar opinión, sin tener la menor idea de lo que se habla. “En una zona rural, la ganadería ha crecido significativamente en los últimos años. Cada vez hay más vacas para la producción de carne y leche, lo que ha generado grandes beneficios económicos para los ganaderos. Sin embargo, pocas personas se han detenido a pensar en el impacto ambiental que esto conlleva. Las vacas, durante su digestión, liberan metano, un gas que contribuye al calentamiento global. Aunque el metano es menos abundante que el dióxido de carbono, su capacidad para atraer el calor en la atmósfera es mucho mayor. Con el aumento de la ganadería, la cantidad de metano liberado también ha crecido, lo que podría estar contribuyendo al cambio climático en la región. Algunos científicos y ambientalistas han propuesto soluciones, como cambiar la alimentación del ganado o reducir la producción excesiva de carne, pero muchos productores no están dispuestos a modificar sus métodos ya que temen perder ingresos”
Simplemente bestial, esa sería la definición para un docente, que debería estar en cualquier lugar, menos en un aula. Incapaz de leer actualizaciones al respecto, donde claramente se explica que el balance entre las pasturas y la alimentación del ganado amortiguan y equilibran ese supuesto desbalance que no existe, actualizaciones que han dejado claro que esta teoría es errónea y a la vez, con un manifiesto sesgo ideológico, culpando a los ganaderos que por plata, no dejarán de contaminar el ambiente. Abominable, despreciable y claramente bajo una mirada ideológica que la “comunicación” no podrá revertir, este es el mensaje del Ministerio de educación pampeano. Ese mismo, que en el caso de esta docente que vive en una ciudad de apenas 67 mil habitantes, tiene de cada 4 vecinos, 1 ganadero, 1 dedicado al sector agropecuario en algún rubro, 1 afectado indirectamente y probablemente solo 1, dedicado a otra cosa.
Esa misma docente, solamente tiene que hacer si se encuentra en pleno centro de General Pico, unos cinco minutos de circulación en automóvil o apenas una hora de caminata para los cinco kilómetros que la separan del primer alambre donde encontrará una vaca que le dará aire puro con mucho oxígeno para respirar y tal vez por un rato, despejar la basura que un sector político enfermo, le metió en su cabeza.
A vos, a nosotros y a todos los que estamos de este lado, les pido un solo favor: no repitan más, “el campo no sabe comunicar”, es igual a “por favor, solicito permiso para producir”. No hay nada que comunicar, cuando del otro lado, hay una patología que nada tiene que ver con lo que se diga.
No fue en La Matanza, no fue en Laferrere y ni siquiera en Recoleta. Fue donde nace la ganadería Argentina, un insulto a los docentes de un país cuya bandera nacional, es tener la mejor, la más ecológica y la menos contaminada, carne del mundo.
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