Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo
Corre el año 2004 en Argentina y las cosas no parecen tan lejanas, o al menos tan diferentes. Bastante ajeno a cuestiones de campo, las cuestiones diarias implican grandes responsabilidades, el cuidado de la chacra, el criadero de perros, la guardería animal y nace un proyecto no muy lejano, de implantar olivos en la zona, con un gran amigo –el otro Vasco Iparraguirre- estamos convencidos de que el sudoeste, puede ser una gran cuenca olivícola en un futuro y no estuvimos tan errados.
Los llamados de urgencia a la veterinaria se repiten, tal vez todavía, sepa más de perros que de rumiantes, más de andares de caballos que de reproducción bovina, mucho más de brucelosis y sus diagnósticos en laboratorio que de tareas en una manga. Y mucho, pero mucho más de comportamiento animal, que de grandes noticias del campo.
Hace apenas 7 meses, un gran allegado me invitó a participar en la producción de un programa agropecuario en el noticiero y de allí, un primero de Mayo, “a hacer radio”.
Las noticias eran todas novedosas, se lanzaba Expochacra en Junio y habían aumentado las exportaciones de carne un 14%, mientras que la superficie de soja sembrada seguía subiendo, resaltaban Feriagro en Baradero y casualmente se hablaba de reducción de retenciones: en los títulos del informativo se me ocurrió hacerle un repaso al conductor del programa: “las retenciones a la soja eran del 33%, mientras que sus derivados (como el aceite de soja) tenían un 31%. El trigo, maíz, cebada y sorgo, por su parte, tenían un 12%. El girasol tenía un 7%.” Dije 2004? Estamos en 2025? Qué cambió? Parece que no mucho, aunque claro, hace apenas un año gobierna un tal Nestor Kirchner, con ideas poco amigas para el sector productivo, aunque la soja parece traccionar y traccionar, con un dólar cuya cotización oficial comenzó con un valor de $2,96 en la jornada del 2 de enero de 2004 y en la última actualización del 31 de diciembre de 2004 cerró a $2,99, lo que representó una variación en el precio del 1%.
Lo miro, lo vuelvo a leer y no lo creo, en 21 años nuestra moneda se depreció mil veces, sin dudas es un país capaz de curtir al más osado, no hay manera de llegar hasta aquí sin ser sobrevivientes, no cabe otro término.
Finalizo el resumen de aquel primer informativo: “en estos días se conocieron dos noticias que abren grandes oportunidades de expansión para la carne bovina: el país fue declarado libre de aftosa con vacunación y la Unión Europea aceptó dejar sin efecto sus restricciones a la importación de carne del norte argentino. Hasta ahora, la producción de trigo de 16 millones de toneladas que recién se termina de levantar, logró romper una marca histórica y se espera que lo mismo ocurra con el maíz”.
De no creer, casi mismas producciones, casi mismas retenciones, y aún con el mismo status sanitario, sin avanzar un paso en absolutamente nada, salvo en la destrucción económica, social, cultural y de cuanto parámetro se le quiera sumar, poco hemos avanzado, poco hemos mejorado, 21 años donde las cuestiones, son bastante parecidas en varios aspectos.
Sin embargo, cada semana seguimos creyendo, cada domingo venimos a poner la cara, para ser la piedra en el zapato, de los propios y de los ajenos, porque si… nos gusta empezar por casa, porque si nada ha cambiado, es porque el problema en primer lugar está en nosotros mismos, es fácil culpar al resto, a los gobiernos, a las políticas, al clima, al mercado y tal vez, alguna vez, debamos comenzar de la tranquera para adentro.
Son 21 años de cruda realidad, esa que en cada programa, hemos estado dispuestos a desnudar, porque esa fue, es y será nuestra gran pasión, que hoy recién debería independizarse por edad, aunque nació y morirá siendo independiente, más allá de las modas, las redes, los avances o las ideas.
De no creer, como aquel primer día de Mayo el micrófono por aquí, no tiene misterios. Simplemente la matera imaginaria, donde ustedes y nosotros, nos decimos como cada domingo, las cosas en la cara.
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