Mala Memoria, un mal recurrente

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

Llegó Diciembre y las cosas se ven diferentes en algunas cuestiones, parecidas en otras y para muchos, solo existe la mirada puesta en una lluvia que venga a salvar todos los pesares. Claro, mucho se puede decir de lo que ocurre en nuestra región, de lo que pasa también bien al sur de la misma, pero nos hemos acostumbrado tanto a normalizar ciertas cuestiones, que nos terminamos olvidando porqué justamente acabamos todo el tiempo hablando de clima. En los grupos, en la Agronomía, en la estación de servicio del pueblo, en la consignataria, en la semillera, en La Veterinaria, al menos en nuestra zona, nadie puede hablar de otra cosa, que no sea de la sequía.

 

Los campos vuelan y los motivos podrían ser muchos, porque siempre es fácil echar culpas, que la “minería agrícola”, que el sobrepastoreo, que los desmontes, que la falta de infraestructura como podría ser el riego proveniente del Río Negro o generar recursos que no sean netamente agropecuarios, etc, etc. Todo cierto, pero las verdades a medias, no son verdades y ese es al menos mi pensamiento.

 

Hay una historia que habla de que gran parte de estos campos, siempre se han volado, se han incendiado, con hombre o sin él, esa es la primera particularidad de una historia que parece contarse con el hombre como único protagonista, como si el resto de la naturaleza viviente no existiera.

 

Pero también está la otra historia, esa que cuenta que desde el regreso de la democracia hasta aquí (y aquí solo cuento lo que yo puedo contar por una cuestión cronológica y etaria, la mía claro), donde todos y cada uno de los gobiernos, se ensañó para que esos sistemas a priori frágiles, eclosionaran. Siempre con una carga impositiva similar a la de producir en plena zona núcleo, con beneficios “patagónicos” que por ejemplo Villarino no tiene y si los tiene zona norte de La Pampa, con trigos que allá rinden arriba de 5 mil kilos y aquí, arriba de los 500 kilos, tamaña desigualdad e injusticia, debería ser enmendada, no por La Pampa (que hagan lo que quieran con esos recursos) pero si por la insólita injusticia que vive el sudoeste bonaerense, donde no es lo mismo Algarrobo o Bajo Hondo, que Suárez o Guaminí. Alguien volvió a escuchar hablar de la ley del desarrollo del sudoeste bonaerense? Ese es el claro ejemplo de cómo el propio sector, cuando llueve, se olvida de pelear en el lado correcto.

 

En ese igualar a todos, jamás existió una política que cubra el tipo de manejo, la carga animal, la densidad de siembra, la cosecha, el tipo de venta, el tipo de cambio, etc, etc, todo lo que habría que hacer para poder producir sin llegar a extremos como los que hemos llegado, no por la mala praxis (que también existe) sino porque es la política la que lleva a la mala praxis. Todos intentamos sobrevivir como sea, si necesito pasar un arado porque no veo otra alternativa, o necesito tener 2 vacas por hectárea, es porque juego al límite, no me permiten otra cosa.

 

Por eso, volvemos a un principio donde los planteos defensivos, las superficies más grandes, la mejor capacitación, la estabilidad económica, son las herramientas que me podrían hacer de estos suelos, superficies productivas y rentables, pero con un trato diferencial, donde la siembra directa sea el compensatorio, donde el buen manejo ganadero sea el premio, no donde en el “salvese quien pueda”, terminemos discutiendo si quien hace bien las cosas puede producir igual sacando 800 kgs donde a otros se les mueren las vacas, o quien hace bien las cosas y da de comer y suplementa a tiempo, logra preñar vacas donde ninguna semilla nacería.

 

No existe ni lo uno ni lo otro, es decir, todos los planteos son posibles, con manejos posibles y con sistemas posibles, si no lo son, es porque la política los ha llevado ahí y el clima les ha dado el golpe de gracia.

 

En las malas, lo positivo sería comenzar todos a mirar para el mismo lado, de nada sirve ver a un agricultor criticar a un ganadero ni a un ganadero, ver cómo cosecha terneros mientras el vecino solo acopia arenales.

 

Estamos ante un nuevo tiempo, ante una nueva esperanza, de nosotros depende comenzar a enfocar los esfuerzo, para la dirección correcta.

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