Alea jacta est

Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo

Hoy, los argentinos volvemos a las urnas porque es día del tan ¿ansiado? ballotage. Algunos van convencidos, otros no tanto, para algunos es difícil optar por uno u otro candidato y, seguramente, habrá varios que se han tomado un fin de semana largo de vacaciones porque no les interesa o tienen miedo de sufragar y equivocarse.

Uno y otro candidato han mostrado quiénes son y han debatido con distinta suerte. La cuestión es que en estos comicios los argentinos estaremos definiendo por opción -y no por elección- entre dos tipos de milanesas: de pollo o de carne, aunque sabemos el tipo de guarnición con la que vendrán acompañadas, pero no conocemos cuál será el efecto que causarán en nuestro organismo. Yo ya les advertí en una columna anterior que habrá que tener guardada en un bolsillo alguna que otra dosis de Biletan Forte…

Para ellos tengo un cuento “Sufí”, esos relatos cortos que nos dejan enseñanzas.

Dicen que Nasrudín conversaba con un amigo: —Entonces, ¿nunca pensaste en casarte? —Sí, pensé —respondió Nasrudín—. En mi juventud resolví buscar a la mujer perfecta. Crucé el desierto, llegué a Damasco y conocí a una mujer muy espiritual y linda; pero ella no sabía nada de las cosas de este mundo. Continué viajando y fui a Isfahan; allí encontré a una mujer que conocía el reino de la materia y el del espíritu, pero no era bonita. Entonces, resolví ir hasta El Cairo, donde cené en la casa de una moza bonita, religiosa y conocedora de la realidad material. —¿Y por qué no te casaste con ella? —¡Ah, compañero mío! Lamentablemente ella también quería un hombre perfecto.

Nadie quiere un presidente de la Nación perfecto, pero todos, íntimamente intuimos que los tiempos que vienen no serán fáciles. No habrá magia y todos viviremos una gran resaca después de una borrachera fenomenal. Como me señala mi querido amigo Carlos, tomando la famosa frase de César: “Alea jacta est”, es decir, “La suerte está echada”. En horas más, la suerte de este país, de la República, y la de todos sus habitantes estará echada.