Elijo creer

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

No me gusta la política, aunque algún “tecnicista” diga que todos hacemos política cuando opinamos. Pero yo hablo de la profesional, de la que se ejerce, de la que en Argentina hoy nos tiene a todos entre la espada y la pared, como si una elección fuera el final del mundo, a tal grado ha llegado la denigración a la cual hemos arribado, que tener que elegir un candidato nos pone a todos mal predispuestos, yo al menos no soy de los que van a caretearla diciendo que por saber a quién voy a elegir, este convencido de que esa elección vaya a ser lo que cambie las cosas definitivamente.

 

Dicho esto, lo he mencionado mucho antes que el propio candidato, siempre estuve convencido de que nuestros políticos viven al margen de la sociedad, son una clase de elite, viven como grandes reyes, con leyes diferentes, con sueldos diferentes, con privilegios, amparados, decidiendo una y otra vez, como van a vivir ellos y si es posible y el día que les toca trabajar – pocas al año- también deciden como tenemos que vivir nosotros. Y lo dije siempre, pero ahora también me subo a ese colectivo porque dudo que haya un solo ciudadano del partido que sea, que no esté convencido que los políticos se han convertido en una casta.

 

Claro, estamos en democracia, este es el sistema, se vota, se elige, pero luego quedamos al completo desamparo de lo que ellos hagan, no se trata de que la oposición de turno sea la que regula, porque hasta ellos mismos de la noche a la mañana deciden cambiar de ideas, de partido y el voto que hoy les depositamos, se lo llevan como una pertenencia, porque supuestamente lo elegimos a el, pero solo cuando a ellos les conviene, porque sino en la diaria dirán, “yo defiendo el modelo” y votarán lo que el partido diga, no lo que nos dijeron que harían. Estafa, una de las más burdas y sin tapujos que tiene la política Argentina, y lo aclaro, porque salvo los países que viven en el “Medioevo”- que por suerte quedan pocos -con Venezuela o Cuba a la cabeza, el resto, tienen sus cosas, pero al menos a la hora de defender el país, terminan tirando todos para un mismo lado.

 

Acá la política es el arte de la guerra, no el Tsun Zu que hablaba de estrategias y de cuidar al enemigo, acá la política se dedica día a día, a destruir todo, propios y extraños, es el arte del beneficio propio, no hay bien común, no hay grandeza, solo buscan poder, construirlo, quedarse con el y en lo posible, eternizarse, una y otra vez los vemos reinventándose en cargos, una y otra vez, dejando al desnudo, que se trata de ideas, no del bien común.

 

Ojalá en algún momento podamos ver un país donde no estemos una y otra vez, repitiendo los mismos errores, los mismos fracasos, esa idea de que no somos grandes, y repito el ejemplo del campo y la ganadería, la mejor carne del mundo, los mejores productores, una tierra grandiosa para producir y el sistema político que la destruye una y otra vez, les niega exportaciones, les niega ingresos, los empuja a estar siempre a merced del clima, porque parece ser que en este país algún descerebrado y sus seguidores, comenzó a practicar el ejercicio de que no está bueno que a alguien le vaya bien. Y así empezó y así estamos hoy, siguiendo a los mediocres, a los que solo creen que a ellos puedes irle bien, pero “con la nuestra”, o acaso quedarían políticos en sus cargos sin todos cobraran a partir de hoy un sueldo básico? Respuesta fácil, no quedaría ni uno.

 

Por eso, a pesar de todo lo dicho, elijo creer, porque así somos, porque así vivimos, porque así aprendimos a sobrevivir a todos ellos, sobre todo a los que históricamente y hasta el día de hoy, mienten con la única idea de llegar, de permanecer, de seguir.

 

Creo porque no importa la religión o el pensamiento, creo porque siempre creí en lo bueno, en lo justo, en lo real, en lo honesto, en los que van al frente y no vuelven sobre sus pasos. Creo y por eso tengo claro quién y quienes sigan mintiendo y robando en la Argentina. Esa siempre fue y será la línea para que yo tenga la cabeza siempre alta y vos, y vos sigas siendo quien quieras ser, aunque a mi me avergüence lo que vos seas. Por eso elijo creer, primero en mi y en quienes más allá de las ideas, tengamos claro que país no queremos más. 

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