Grave denuncia de una abuela bahiense: “Mi nieto pensó que estaba muerta y me vació las cuentas”

La mujer aseguró que sus familiares se aprovecharon de que ella está cursando

una enfermedad terminal. Y también cuestionó la actitud de su propia hija.

Emilia Minerva Sáez Jiménez tiene 79 años y pasó esta mañana por La Brújula 24 para hacer una grave denuncia. Apunta a su propia familia por haberle robado sus ahorros, pensando que ella estaba muerta. Y pide desesperada que la justicia tome cartas en el asunto.

 

“Hace 3 años murió mi marido y tengo una enfermedad terminal, pero aprovecharon que estaba en el hospital y me vaciaron la casa, la cuenta del banco. Está mi nieto que se llama Fabián Nicolás Macedo, y mi hija, Ana María Ampuero, que me vaciaron las cuentas. Mi nieto tiene en Palihue un negocio que se llama La Guarida”, comentó con indignación.

 

 

Y agregó: “Fueron dos cuentas, una del Banco Macro y otra del Provincia. Y después me llevó una camioneta 4×4, tengo los papeles acá, ya le mandamos carta documento y no me quisieron contestar. La causa no avanza y yo ya estoy terminal”.

 

En esa misma línea, Emilia refirió que “pensaron que yo estaba muerta, entre todos, pero el que más me robó fue él, mi nieto”. “Tengo un problema en la médula espinal, que no produce glóbulos rojos ni oxígeno, y me ponen una vez al mes hierro. Quiero terminar con esto antes de irme hacia el otro lado, porque no puede ser que un chico al que yo ayudé criar me haga esto. No puede ser que la justicia sea así”.

 

“Con mi dinero pudo ir a Europa y poner dos negocios más, pero no es solo el dinero, de mi casa también se llevó un montón de cosas. Mi hija lo ayudó, me dijo que no le pidiera la plata a Fabián porque la tenía ella en el Español, pero nunca me lo dio. La camioneta ahora debe estar costando unos 10 millones de pesos”, indicó.

 

Y añadió: “Él me llevaba al médico o me iba a buscar a Médanos, entonces le dije que la usara y le hice la tarjeta azul. Hasta que un día le pregunté si me iba a buscar y me dijo que no se podía ocupar de mí. Entonces le pedí que me diera la camioneta y no apareció nunca más”.

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