Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo
Hoy es día de elecciones. La política es una actividad humana que persigue fines inmediatos como la conquista y ocupación de cargos o roles del mando y fines mediatos que se resumen en el propósito de obtener la consolidación y conservación del Estado.
Maquiavelo, obsesionado por la política del Renacimiento la analizó como una simple técnica desvinculada de la moral.
Más acá en el tiempo, en las últimas décadas del siglo XVIII, tomó cuerpo el movimiento de la democracia constitucional, un régimen tan difícil y dramático como la efectiva vigencia de la moral. Es que la democracia constitucional necesita para funcionar protagonistas dispuestos a respetar las reglas de juego, que al ocupar el poder lo acepten con facultades limitadas y por tiempo determinado, que admitan la oposición constitucional y respeten sobre todo el consenso sobre las cuestiones de fondo. Por eso, es que la democracia no puede funcionar si sus protagonistas no actúan de acuerdo con las normas morales que el poder republicano requiere.
En las antípodas de esta concepción, Maquiavelo sostenía la idea del amoralismo político. El hombre que quiere portarse en todo como bueno -escribió- por necesidad fracasa entre tantos que no lo son. El príncipe que quiere conservarse necesita aprender a “poder ser no bueno”. No tiene que ser fiel a su promesa cuando esta fidelidad lo perjudica y han desaparecido las causas que le hicieron prometerlo. Maquiavelo escribía para el príncipe, porque a él sólo le interesa ser temido y siente la complacencia del poder por el poder mismo.
En cambio, la democracia constitucional -repito- es difícil y dramática, como lo es también la vigencia de la moral. Precisamente por eso hay que conciliar la vida pública y privada con ésta, con la transparencia del poder, con el respeto de la ley y con el sentido de equidad. Cuando prevalece la corrupción se debilita la confianza en la política, deteriora la democracia y deslegitima las instituciones. Hoy es día de elecciones. Hagamos que merezcamos estos 40 años de democracia continua.
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