La partida de María Romero y Jorge Fajardo, únicos pobladores de este terruño de Puan, conmovió a la comunidad; pero un matrimonio y sus niños se radicaron.
Un matrimonio con tres niños renovó el aire y la esperanza de Estela, un pequeño pueblo del partido de Puan, que tenía solo dos habitantes, María Celia Romero y Jorge Fajardo, quienes semanas atrás habían anunciado que se mudarían a Jacinto Aráuz.
La comunidad sufrió una gran conmoción y fuerte impacto con el anuncio del matrimonio más allá de comprender que probablemente habían decidido priorizar tener una atención médica más accesible y también descansar, ya que en el medio del campo y sin ayuda, ambos tenían mucho trabajo. La noticia despertó inquietudes y desazón.
¿Qué iba a pasar con el pueblo cuando ellos ya no estuvieran? ¿Sólo quedarían en pie las estructuras semi destruidas, sin techo y cubiertas de óxido, que alguna vez alojaron a las instituciones del lugar?
Nahuel Luna, Cecilia Torrado, Alma (niña), Santino, la maestra Mariela Cesari, Alexander, Ailyn, el proferos Lucas Sánchez y Alison Salvador(alumna EP Nº14).
Si ellos se iban ¿quedaría un enorme patio verde y vacío cargado de recuerdos de otros tiempos mucho más bulliciosos, de cuando aún funcionaba el molino harinero y los chicos corrían detrás del tren de carga del Ferrocarril General Roca?
El profe de música Lucas Sánchez, Cecilia Torrado, alumna Alison Salvador, Mariela Cesari, el profesor Nahuel Luna, Ailyn, Santino, Alexander y Alma.
La maestra Mariela Cesari, quien todos los días viaja 30 km desde Villa Iris para dar clases en el JIRIMM Nº 1 de Estela fue contundente: "Estela no es un pueblo fantasma: hay un jardín y una escuela. No es un pueblo fantasma porque en las mañanas hay risas de alumnos y familias muy presentes en toda la comunidad", dijo.
"A raíz de que María y su marido, un matrimonio adulto, se van a vivir a otro lado, se lo empezó a llamar así. A nosotras, a Cecilia, la maestra de la escuela, y a mí nos generó angustia porque ninguno de los medios que vino hasta acá se acercó hasta la escuela o al jardín", dijo.
El JIRIMM Nº1 tiene 4 alumnos (Alma, Aylín, Santino y Alexander) y la Escuela Nº 14 tiene una alumna, Alison Salvador, de 11 años.
"Una de las familias que estaba en un campo, se vino a vivir a Estela, para estar más cerca de la escuela. Una de las nenas, Ailín, viene al jardín y Alison va a la escuela. El hermano más grande, Juan Pablo, concurre al CEPTN º30, con alternancia", contó.
Al jardín también concurren Santino y Alexander, dos amigos nuevos que empezaron juntos y llegan desde el campo Los Tordos.
"Esto no es un lugar despoblado. Estamos a 7 km de la ex Santa Paula, actual La Escondida, de la familia de Juan Manuel Garciarena, hoy a cargo de una de sus hijas. Hay una comunidad presente con familias cerca que vienen a los actos escolares y muchos proyectos compartidos con otras escuelas rurales y un proyecto compartido con INTA", destacó.
Mariela mencionó que el año pasado la escuela primaria tuvo un cierre transitorio cuando egresó su único alumno.
"Sin embargo, unos meses después se reabrió gracias al empuje de toda la comunidad. Vinieron autoridades de la provincia y estaban muy contentas", señaló.
Además, en la escuela funciona un museo declarado patrimonio cultural a nivel municipal que lleva el nombre de la maestra Espil, la cual dio clases en Estela durante 26 años. Sus hijos donaron sus muebles con motivo de uno de los aniversarios de la escuela.
"Contamos con cuadernos de los primeros alumnos y se pintó un mural. Hay mucho arraigo de la gente hacia este lugar", dijo.
"En el club de Estela hace dos años hicimos un acto de fin de año porque está en buenas condiciones. El 7 de octubre queremos hacer un encuentro de peñas, taller y un baile para reunir a la comunidad", dijo.
El profesor de música lleva a cabo el proyecto Uniendo Pueblos. Junto a su única alumna, Alison, compusieron una canción con letra propia en la que uno de los mencionados es el caballo de la niña el cual ganó un premio. Con apoyo municipal lograron grabar un videoclip de la canción.
El matrimonio Fajardo vivió en Estela, sin vecinos inmediatos, durante 23 años. En ese lapso, solo veían cruzar por los caminos rurales a los maestros y maestras de la escuela y el jardín y a las familias que llevaban a sus niños a clases.
Ahora una nueva familia, que ya se instaló al lado de la casa que ocuparon todo este tiempo María Celia y Jorge, siembra la semilla de un futuro para este pueblo que supo tener casi 100 habitantes durante su esplendor y que contó con un club deportivo, comisaría. (La Nueva)
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