El poder de dos palabras

 

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

En serio te vas a enojar? Que te puedo decir, la verdad no vale la pena. Es cierto, el país es una verdadera desgracia, nuestra política hace rato que “volcó”, pero en realidad tiene un poco que ver con nosotros, con nuestra idiosincrasia, porque de algún lado salen, por eso no podemos solo señalar y echarles la culpa. Si seguramente viene de hace años el proceso y las generaciones actuales, son el producto de nosotros mismos, nuestros padres, nuestros abuelos y entre todos habremos hecho esto, que te puedo decir?

 

Claro vos estás preocupado, el mercado está jodido y el clima no acompaña. Pero sabes que? No te calentes porque tengo una historia que contarte, porque hay algo que me gustaría decirte y cuando termine, te vas a dar cuenta que estás equivocado. Es cierto, después se te pasa, el día tras día te lleva puesto, la realidad te abruma, te agarrás flor de moto con el contador que te quiere hacer pagar por todos los que no laburan, te llega la factura de la luz por todos los subsidiados, cargar el tanque de la chata, te sale lo mismo que una noche de un buen hotel. Parece joda no? Pero ya está, cuando te pase, cuando sientas que la cabeza se te abruma y que querés ser “Darín” en el relato salvaje de Bombita, no te olvides de aquella noche, vas a ver cómo en dos segundos se te pasa todo.

 

Ella habla y lo único que me parece es que solo mueve la boca. Explica con las manos, su rostro es sereno, es lo único que me reconforta, pero una y otra vez repite, “es grave, lo estamos estabilizando”. Trato de buscarle la mirada a Damián y tampoco está ahí, pálido, mudo, se que está intentando procesar todo lo que pasa y por dentro me preocupa, que todavía sus problemas de presión lo acosan, se que está haciendo el mayor esfuerzo por mantenerse entero, por mostrarle a Julián que hay alguien ahí dispuesto a “bancar la parada”, que si hay alguien que debería estar ahí contendiendo, ese alguien “somos nosotros”.

 

Mientras ella habla, me pasan mil imágenes por la cabeza: remates y remates, viajes, almuerzos, cenas, Palermo, Olavarría y Tandil, siempre Tandil y su magia eterna, ese lugar que me lleva siempre a entender que allí debo haber estado en otra vida, porque no es posible desear y querer tanto un lugar con solo seis años vividos. “Estamos haciendo todo lo posible” llego a escuchar en un segundo que logro volver a tierra, mientras miro a ese chico que todavía es un pibe, porque a pesar de su trabajo, de su madurez, de su enorme capacidad, sigue siendo un pibe de 28 años, porque además el que está ahí, es su viejo. Pienso en que hace un rato llegó de la cancha, esa cancha que Mauricio le enseño a querer como si fuera su casa, como si allí vivieran familiares, parientes, vaya a saber que mierda significa eso de ser hincha de Racing, una patología que solo ellos entienden y que el resto, solo atenemos a disfrutar, porque los vemos y terminamos sufriendo con ellos.

 

La noche es eterna, si supiera fumar, me hubiera masticado un paquete con los dientes, pero apenas atino a ir mil veces a la ventana, al baño, afuera, a las escaleras, a no se donde carajo, pero estoy ahí, porque es en el único lugar que quiero estar. Por eso cuando ella volvió a hablar, sentí que aterrizaba de algún planeta lejano, porque solo pude conectarme cuando dijo, “ya está, el cardiólogo los espera en el quirófano, salió todo bien” y el estado zoombie en el que había estado inmerso, de repente fue querer gritar, saltar, abrazar, escupir, putear y llorar mucho, llorar si!!!!!! y decirme y decirle a todo el mundo, “en serio te vas a calentar?”.

 

Hoy hace una semana que Mauricio volvió a nacer y con el, nacimos todos de nuevo. Porque hace falta un solo segundo para separar toda nuestra estupidez, de las verdaderas cosas importantes. Porque ya nada será igual, nada hará cambiar aquella noche, donde la vida y la muerte se dieron un abrazo, para mostrarme a mí y a quienes allí estábamos, que la vida es solo un darse vuelta y volver a entender, que lo importante está en solo dos palabras: “ya está”, una frase que encuadra el amor, el dolor y la resurrección.

 

Editorial dedicada al "UNO": Mauricio Ever Bicondoa. De parte de Damián Hinding - Gabriel Varela - Gustavo Mandagarán - Julián Bicondoa y Adriana Pla, todo un grupo de seres queridos que en nombre de muchos, sabemos que a partir de hoy, tendrá - y custodiaremos- una nueva vida!!!!!

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