Lo mejor anida en nosotros

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

Hay una pelea diaria, por llegar, por estar, por medir, por aparecer en algún lugar, en algún cargo, la cosa es no perder el espacio ganado, porque afuera, afuera no hay nada, o si, tal vez hay que trabajar, hay que volver al llano. Lo cierto, es que guste o no, se ha creado la renombrada “casta” que parece haberse olvidado, de que todo lo que tienen, todo lo que son y lo que ganan –y muchos ganan mucho- es porque nosotros así lo permitimos.

 

La canción, parece sencilla, el nieto le pregunta a su abuelo, cómo es que las cosas simples desaparecieron. Cómo es posible que la buena gente no triunfe? Porqué el amor ya no es para siempre? Porque no tomamos compromisos? Porqué cuesta tanto el trabajo? Porque hay gente “rota” que no habrá manera de recuperar y cuyos únicos objetivos, son vivir estropeando la vida del otro?

 

Un estudio realizado por el Observatorio de Argentinos por la Educación, deja al desnudo un dato catastrófico: el 61,5% de los alumnos más vulnerables no alcanza niveles básicos en la prueba ERCE de lectura de tercer grado. Filtrando un poco más los datos, un 46% de los chicos de tercer grado, no entienden lo que leen. Categórico, dramático y sobre todo, lapidario para el presente y para el futuro.

 

Dicho esto, es muy difícil pensar en cambiar las cosas, cuando un porcentaje tan alto de nuestros futuros ciudadanos, manejan semejante grado de incapacidad. Y aquí no se trata de oportunidades: esto es el resultado de una política persistente, objetiva y perversa, en la constante búsqueda de un individuo que solo responda a la masificación y no pueda pensar por si mismo. El futuro es el presente: piqueteros que no conocen el motivo por el cual cortan una calle, sindicatos que manejan sus afiliados solo por ideología y no por conveniencias laborales, docentes que nivelan para abajo con un sistema educativo carente de premios –ya los castigos hace rato no existen- y una sociedad que cree que no trabajar, es parte de los derechos adquiridos sin obligación alguna. Imberbes que aún no tienen pelos en sus axilas –hombres, mujeres y sin género-, creyendo que pueden cambiar el mundo, formando un ejército paramilitante, cuya única causa, es coronar una Reina enferma, que está procesada por la justicia. Paupérrimo.

 

Y ahí vamos, con gente intentando repetir la fórmula, donde el actual gobierno, es el fruto de todos esos pensamientos, hundiendo y llevando al país, a una pobreza nunca vista y culpando repetitivamente a todo el mundo: primero al Covid, después a Ucrania, insistentemente al gobierno que estuvo solo 4 años y en poco tiempo más, al actual presidente, ya que parte del propio gobierno, pretende desligarse de lo que ha hecho en primera persona, comenzando por quien vicepreside el país.

 

Por eso, lo mejor sigue anidando en la gente. Sigue habiendo muestras día a día, de que la resistencia humana, está dispuesta a dar una mano, a continuar en su lucha por el bien, aunque a veces cueste, aunque parezca imposible. Hace pocos días, en un incidente de tránsito sin consecuencias, lo viví en primera persona: como frutas caídas de un árbol, uno y otro vecino se acercaba a colaborar, sin conocer siquiera de quíén se trataba. La gente solo se acercaba, solo quería colaborar, el único interés, era sumar, unos más otros, eran puñados de colaboradores sin final. No hubo un solo indicio, de los que siempre restan.

 

Entonces tal vez, solo tal vez, la esperanza siga intacta, porque a pesar de que la educación no esté, a pesar de un gobierno que lucha para destruir todo, hay un componente innato que se niega a entregarse, a creer que solo el mal puede triunfar y que la dignidad, no está a la altura de las circunstancias.

 

Por eso hay una grieta, porque hay unos pocos luchando para sostenerse a cómo de lugar y algunos buscando, el futuro que cada día nos parece más lejano. En esa lucha de poderes estamos insertos y aunque parezca difícil, depende de cada uno de nosotros seguir creyendo, que eso que contó el abuelo, no está ni tan lejos ni es tan imposible. Porque lo mejor, anida en cada uno de nosotros. Solo es cuestión de seguir alimentándolo.

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