Amores y odios, que supimos conseguir

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

La charla y la noche siempre suelen rodearse de buenos amigos, a veces telefónicas, a veces en un silencio compartido, ese que un fogón y algún “amarillo” -como le gusta decir a “mi amigo el grandote” – son partes necesarias en este trayecto que nos encuentra cada día, con más ganas de disfrutar que de renegar, de viajar que de quedarnos, pero sobre todas las cosas, nos quitan alguna paciencia, esa que a esta altura de la “fiesta” ya no estamos con ganas de soportar ciertas cuestiones. Y si al reniegue de siempre, le sumamos años, la cosa se complica.

 

Lo cierto es que en estas charlas más etílicas que de café, mi otro amigo “el ovejero” en sus tantas reflexivas alocuciones, definió a este momento como nunca se me ocurrió pensarlo, “estoy seguro que ni siquiera estuviste jamás 19 años en pareja con nadie”. Caramba, más allá de lo cierto – cosas de la vida- no pudo pintar mejor de que se trata todo esto. No hay etapa de la vida que no se asemeje más a este programa y quien suscribe.

 

La relación no es sencilla, no hay manera de que la rutina no nos gane, atrás quedaron aquellos primeros enamoramientos, donde todo era magia, donde la responsabilidad siempre le ganó la pulseada a cualquier arrebato. Sin embargo, el carácter áspero y poco flexible, supieron darme más de una “chinche”, pero el amor, el amor siempre fue más fuerte y lo que pasaba el domingo, moría el domingo.

 

Y así nos fuimos conociendo, fuimos creciendo juntos, fuimos armando una familia, vinieron los primeros que poblaron la casa, con el “pibe” Eduardo que casi nos acompaña desde el inicio para que luego viniera “el tío” ese animal de radio que rápidamente metió su impronta y que se convirtió en el crítico número uno, dispuesto a poner cada domingo, cada cosa a prueba. A poco tiempo “el Pepe”, con quien por carácter, por parecidos, por sentimientos, formamos una verdadera bomba, que cada domingo buscamos desactivar juntos, a veces poniéndole flores al teclado, otras el corazón, muchas la vehemencia y otras tantas, el enojo, con algún tinte de furia, algo que sin dudas no se tranza, lo que se piensa se dice, lo que se siente, se dice. Por último, vinieron los más chicos, “el Che” y Gustavo, las ideas frescas, el aire de renuevo, la revolución del contenido.

 

Dolores de cabeza? Muchos, quien no los ha tenido en tantos años. Retos, muchas veces tener que tragarse algún orgullo y terminar reconociendo, que no siempre se tiene la razón, pero con la conciencia limpia de siempre actuar de “buena leche”, porque créanme, la libertad es tal por ejercida, pero a nadie, absolutamente a nadie, le gustan que le digan lo que no quieren escuchar y aquí, somos especialistas en dedos en la llaga.

 

Pero como buena relación, rodearse es la verdadera magia del encanto. Abrir tranqueras, compartir familias, meterse en la cocina, más de una vez vivir alegrías ajenas y dolores no propios, amigos que se fueron –como se extrañan….-pero de eso se trata, de ser parte y aquí sin dudas, somos parte de muchos de los que están del otro lado, por eso hacemos este programa siempre pensando en que querrían decir en un micrófono, muchos de esos amigos, que están del otro lado.

 

Y ahí vamos, ya llevamos transitados un buen tiempo juntos, con sus bemoles, con sus sacrificios, pero con tantas y tantas satisfacciones, que hasta un día decidí dejar todo por ella, cambiar mi otro amor de Facultad, por este que día tras día me sigue enamorando y me compromete a que aquel primer amor, hizo posible este que tal vez me encuentre alguna vez, terminando mis días laborales, si es que esta gran pasión, puede ser tildada de trabajo.

 

Por eso a esta altura, ya estamos comprometidos, ya sabemos que no habrá vuelta atrás y que cada domingo, estaremos acá para renovar nuestros votos. Aunque a veces nos enojemos, aunque a veces molestemos, a pesar de que digamos cosas que no querrán escuchar, porque está en nuestra esencia, porque sobre todas las cosas, entendimos que aquí, está nuestro hogar.

 

Bienvenidos, el mate siempre pero siempre, está servido. Disfrute o sufra, pero es el nuestro, es el que nosotros, sabemos cebar.  

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