Más Argentinos que nunca

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

Ya está, pase lo que pase el mundial en Qatar tendrá todo el sello nacional, no hay forma de que más allá de los resultados, este mundial no haya sido “Argento” de cabo a rabo. Hoy a las 12 se define el campeón del mundo, y aunque la frase sea un invento nuestro “o maís grande do mondo” esta vez no será Brasil, o será Francés o será nuestro, pero lo cierto es que otra vez estamos ahí en la vidriera, no se si con la ñata contra el vidrio, pero expuestos seguro, logramos una vez más que el mundo hable de nosotros.

 

Lo primero que llamó la atención es que un mundo entero, salvo Marroquies que están relativamente cerca, los asiáticos que son unos cuántos donde quiera que estén y no muchos más, desde el día uno, las calles, los hoteles, las plazas, las canchas –por supuesto- se abarrotaron de hinchas Argentinos. Unos 30 mil gauchos andan dando vueltas por un destino que justamente no resulta muy económico y al contrario de lo que muchos piensan, no todos los que están allí son justamente clase alta, basta simplemente escucharlos, ver los perfiles y esta suerte de “transformación fanática”, que los envuelve y los iguala, y deja cualquier atisbo de grieta en un costado. Habrá gente – y lo digo con conocimiento de causa- que tiene empeñados los próximos 5 años de su vida. Pero ahí están, nada les importa.

 

Hace algunas semanas atrás en mis clásicos cruces de Wasap con un amigo Catalán, me contaba alguna de las razones, cuando entre ambos, tratábamos de explicarnos los motivos por los cuales, no han sido numerosas las delegaciones europeas, más allá de las distancias. “Por aquí muchos les ha molestado la elección de la sede mundialista, por cuestiones de género y sobre todo, por la fecha, aquí no es tan sencillo tomar vacaciones cuando uno lo desea. Ustedes están acostumbrados a que piden unos días en cualquier momento del año y adiós”, mientras yo pensaba para mi, que seguramente hasta los jefes de algún empleado que rajó a Qatar debe estar presente. “Por estos lares, si quieres irte puedes hacerlo, pero antes, firma tu renuncia, si es que pretendes desaparecer un mes como han hecho muchos de vosotros”, remata el Catalán.

 

Lo cierto es que nos damos todos los gustos, desde banderazos en plena calle, almuerzos multitudinarios con Jeques que han tomado a los Argentinos casi como mascotas exóticas, fiestas con Beduinos, y hasta un piquete multitudinario, sin temor a que una justicia a la cual no conocemos, en un país extranjero y con una cultura social muy diferente, replicamos lo peor de nuestras costumbres, tomando de rehenes a los huéspedes de un hotel, reclamando entradas a la AFA, a la Fifa y cuánto caminante existiera, como si fuera una obligación de alguien, vender entradas cuando las mismas, solo se venden via on line y para cualquier habitante del planeta tierra.  

 

Y ahí estamos, con el corazón en la mano, sensaciones a flor de piel y una vez más con el mejor del mundo de nuestra parte, como si hubiera una confabulación universal de que el “tocado con la varita” siempre venga de estas tierras, casi cayendo a los pies de la funesta frase de que “Dios es Argentino”, algo que nos permite muchas veces, salir inmune de situaciones en las cuales claramente, deberíamos caer de una buena vez y para siempre, derrotados por irresponsables, por altaneros, por ser sin dudas en muchas ocasiones, la cara más molesta a la hora de la diplomacia.

 

Pero somos así, los peores en todo, en política, en economía, en sociedad, en cultura, en pobreza, en pereza, en buscar la ventaja de todo, en creer siempre que somos los mejores. Pero lo cierto, que en el fondo hay algo que nos dice que lo somos, pero cuando realmente nos convencemos y trabajamos para serlo, la selección Argentina, su cuerpo técnico y su gente, son el ejemplo de lo que podemos ser, ellos son la cara visible de lo que somos capaces cuando dejamos todas nuestras miserias –sobre todo las político-ideológicas- afuera.

 

Por eso, hoy- tal vez solo por hoy, más allá del resultado- volvamos a sentir por una vez más, ese orgullo nuestro, de ser un país diferente, de saber que podemos, de que nuestra mejor cara, es capaz de lograr lo que nos propongamos. Disfrutemos por hoy, no importa el resultado, hoy nos demostramos que pudimos. Aunque sea solo un sueño, mañana, volveremos a despertar y así tal vez, podamos robarnos un poquito de nuestro propio sueño y volver al menos a ser, la sombra de lo que fuimos.

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