Anteponer al 666 la ejemplaridad

Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo

Hemos llegado al programa 666, “el número de la bestia”, dice la visión más famosa de San Juan en Revelaciones. Y si bien las intenciones de este santo de la Iglesia Católica no era predecir el futuro -dicen algunos teólogos-, sí apuntaba a atacar al Imperio romano, usando eventos contemporáneos y tradiciones apocalípticas antiguas. Se señala que al mundo antiguo le fascinaban los acertijos y uno de los trucos más comunes era usar números para disimular un nombre. Por lo tanto, si se escribe el nombre en hebreo de Nerón César, emperador desde el año 54 hasta el 68 d.C., los números sumados que corresponden a cada letra dan un total de 666, para quien tocaba la lira mientras Roma ardía…

 

En nuestra Argentina no se necesitó desde la década del 30 del siglo pasado hasta la actualidad sumar el nombre en hebreo de los gobernantes que hemos tenido, porque salvo honrosas excepciones, muchos de ellos no solo fueron, sino que siguen siendo bestias a los que sólo les faltó o les falta una corona de laureles, una lira y un grupo de delirantes dispuestos a incendiar y terminar de una vez por todas con la República como institución. No nos falta mucho para que ello ocurra… y los ciudadanos de a pie vamos a tener que despertarnos de una vez por todas, ya no para oficiar de bomberos, sino para prevenir que el incendio ocurra, porque nos va a llevar puestos a todos.

 

La democracia es la única herramienta que tenemos para decidir los rumbos que deseamos tomar como país y es bueno ejercerla para poder pensar en un futuro más venturoso del que tenemos hasta ahora. Acá nos tiene que importar el común y no los exquisitos. Si el común es bárbaro, la sociedad se transforma en bárbara. Lo estamos viendo todos los días. ¿Qué importa que el presidente de la Nación toque la guitarra con precisión y maestría o cante canciones de Lito Nebbia, si la inmensa mayoría de la gente son salvajes que cortan las calles o que el gremio de los estatales amenace con paralizar el Estado si un tribunal imparte justicia condenando a la vicepresidente de la Nación como jefa de una asociación ilícita?

 

Aquellos ciudadanos que nos consideramos como tales debemos aprender a mirar más allá de nuestros propios límites, para comprender y valorar aún más lo que somos capaces de hacer, para parar esta barbarie que nos cerca día a día… Debemos acercar y ser ejemplos de ejemplaridad. Yo aun tengo esperanzas; no ilusiones, porque lo peor que hay es ser iluso. No seamos ilusos, pero conservemos la esperanza y ayudemos para que la Patria crezca, desplazando poco a poco con ejemplaridad a los 666, a las bestias.

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