Trabajo digno, cada día más heroico

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

Muchas veces me pregunto: por qué nos emociona el mensaje “cuasi heroico” del campo? El trabajar, el madrugar, el esfuerzo, la constancia, los problemas, los desafíos, las desilusiones, alegrías y tristezas. Podríamos compararlos con muchísimos otros trabajos que componen cuestiones si se quiere parecidas, pero justamente “lo emotivo” es lo que hace a la diferencia.

 

“Soy puestera” relata en una nota realizada por el gran Quique Oss y cuenta los desafíos que una mujer tiene en el campo, sola con su hija, enfrentando partos, naturaleza y hasta una sociedad que en el pueblo, la mira como “bicho raro”, sin ningún tipo de “colectivo feminista” que salga a ampararla de cualquier tipo de dificultades que tenga que enfrentar.

 

Claro, así como “Nieves” – el nombre de la protagonista- seguramente habrá cientos esparcidas en los campos Argentinos y tal vez miles, en las madrugadas del conurbano, en ciudades, pueblos y otros sitios, pero lo cierto es que en estos tiempos, lo “emotivo” es lo que siempre nos puede, es lo que nos llega, pero seguramente – y aquí es lo más triste de esta historia- nos llegue a los mismos, a los que sentimos parecidos, a los que entendemos que el esfuerzo, la pasión y la perserverancia, son valores a ensalzar, a mostrar como ejemplo, a ser el faro de lo que todos deberíamos seguir y sobre todo, difundir.

 

Hablar de la cultura perdida del trabajo, mencionar cuestiones como la dignidad, la honradez y todas las banderas que en estos tiempos tan poco se valoran, tal vez carezcan de cierto sentido. Encontrar las herramientas para enfrentar –si, digo bien, enfrentar – a una sociedad apática y derrumbada, resulta cada día más difícil, cuando lo único que importa, es el “cybermandy”, el mundial y si “Coldplay” fue lo mejor de los últimos tiempos.

 

Vivimos anestesiados en un país que toma la inflación como un estado febril, algo que debería pasarse en unos días y que nos acompaña hace más de 30 años, sin ningún tipo de solución, mientras que los cráneos que nos lideran, solo piensan en controlar, prohibir, culpar y no hacerse cargo de absolutamente nada. Es posible que en el único lugar del mundo donde los comerciantes, los verduleros, los empresarios, sean tan perversos que tengan en sus manos la economía y por ellos todo se derrumba? En el resto del mundo, son todas carmelitas descalzas que se inmolan por la bandera y la patria? No muchachos, vivir señalando a los culpables, buscar siempre el problema del otro y no entender que el único, el gran, el inexplicable y el seguramente eterno problema de la Argentina, son sus políticos, su sistema sindical-gremial y una justicia impresentable, marchan a la cabeza de todos nuestros males, secundado seguramente, por una sociedad bastante enferma que solo se resigna a hacer lo mismo que hacen ellos, buscar los culpables cuando tal vez, estén en muchos espejos de muchos hogares.

 

Por todo esto, nos encanta el mensaje casi heróico del campo, ese mensaje donde a pesar del clima, la sequía, las heladas y un trigo que será catastrófico, hay miles esperando para sembrar la gruesa, aunque hayan vendido dólar soja, aunque los hayan castigado por hacerlo y aunque seguramente, algo les volverán a buscar para volver a perjudicarlos.

 

Porque no importa que la hacienda sea el único –si, el único no existe otro- producto en la Argentina haya retrocedido a sus valores de 7 meses atrás, y con sequía, sin mercado, sin China y con medio mundo mirando si la carne aumenta un centavo, ellos vayan para adelante, preñen, compren toros, sigan y sigan. Es heroico? No creo, es un término muy incómodo para gente que hace negocios, pero cuando todo el resto es tan pero tan patético, lo real, lo tangible, lo humano y lo que emociona, son las pasiones y el campo, sin dudas es el mejor ejemplo de pasión con trabajo y dignidad. Tres de los valores que en Argentina de los últimos tiempos, cada uno de los gobiernos se ha empeñado por destruir.

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