La frontera de los aprendizajes

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

“Las cosas en el campo son como en el fútbol, en el fondo, hay mucho emocional y las decisiones, tarde o temprano se deben tomar con la cabeza, por eso es tan difícil de explicar, porque financieramente, económicamente, climáticamente, son momentos tan distintos los que vivimos todos los productores, hay tremenda disparidad de productores en superficie, en tamaños, en zonas, en intensidad de producción, como haces para ponerlos en “un promedio”, fue una conversación que dejamos al pasar con Gustavo mientras veíamos como quienes tenían la suerte de recibir 30-40 mm de lluvias, estaba contento, pensaba en programación, en el servicio, en el aprovechamiento de los cultivos, en los verdeos, mientras que a pocos kilómetros, alguien está en el destierro prácticamente, condenado a salir a gastar, malvender, comenzando a aceptar que habrá un menor rinde, que los 200 kilos de urea no es que serán en vano, pero no rendirán lo que los costos calculados prometieron.

 

“Por eso los demás jamás lo van a entender y lo ven como que lloramos, como que el que tiene campo le va bien, porque ve el dólar soja, ve los números de la exportación, le cuentan los kilos de carne se van a China y como que es un único colectivo, como el que tiene campo tiene plata, sea en el sudoeste de Stroeder, sea en la zona núcleo de Pergamino, para los de afuera, todo es lo mismo”, continúa Gustavo en una reflexión tras las lluvias que a él, no le llegaron.

 

Pienso para mi mismo, “acá tampoco es que haya llovido muy diferente, si bien ahora ligamos tal vez el sudoeste no cambio tanto, tal vez aprendió del 2009, una enseñanza marcada a fuego- salvo que las nuevas generaciones se olviden – uno anda en la zona y hubo un cambio rotundo, en la siembra, en la carga animal, en la venta de haciendas anticipadas, hay mucha experiencia del dolor vivido, por eso tal vez que entre que la Niña quizás lo ayuda respecto a otras zonas y la diferencia de haber sufrido respecto a dichas regiones, los números son tiranos, allá hay que doblar a fondo las curvas, si pagas 20-25 quintales de soja –que es inviable e igual se paga- no llovió y quedaste afuera, no hay manejo que exista ante números que no existen en zonas donde competís con dólares de la soja, por ejemplo”, reflexiono.

 

Me vuelvo a meter en el 2009 y me vuelvo a convencer, “estamos mejor porque hicimos muchas cagadas, tal vez no se hacen reservas pero el aprendizaje estuvo en la carga que hoy manejamos, en los números que podemos pagar y en como aliviar los campos. Hoy es más importante manejar los costos que la rentabilidad, se produce barato con baja rentabilidad, es una suerte de aprendizaje ganadero de la directa, hoy apuntamos al promedio y no a los rindes, ahí es donde siempre te chocas con el clima cuando siempre estás pendiente como suele decir Gustavo, “buscando el récord de vuelta” y no necesariamente encontrar el equilibrio"

 

Por eso siempre volvemos al fútbol, “el sudoeste es como un equipo acostumbrado a jugar en las canchas del ascenso, está todo poceado, los vestuarios tienen agua fría, mientras quienes juegan en la Champions League vienen acá, ven un agropiro feón, ven un campo natural y tal vez se preguntan, como engordo acá, como preño, como hago los detetes, no por falta de experiencia, sino por no vivirlo continuamente” compara Gustavo, para finalizar con una recomendación que siempre debería colgarse en algún lugar de la matera para no olvidarnos, “cuando te llueve bien y te cae en primavera es como cuando fuiste a Brasil de visitante y de la nada te aparece la posibilidad de golearlos, son partidos de ida y vuelta, no hay que perdonar, si llovió hay que hacer reservas, porque los goles que vos metiste de visitante son los que te van a faltar cuando tarde o temprano vuelvas a la realidad, esa es la diferencia entre que estén las lluvias y no estén”, concluyó.

 

Por eso una y otra vez volvemos a aquella célebre frase de la serie Yellostone en la voz de Jhon Dutton cerrando una reunión entre ganaderos, “señor, danos lluvia y algo de suerte, nosotros haremos el resto”.

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