Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo
Ya está, el dominó se movió y las piezas comenzaron a caer una tras una, sin posibilidades de freno, o sí, revirtiendo una medida que por donde se la mire, es injusta para gran parte del campo y en definitiva, para todo aquel que produce en este país –desde una berenjena, una camioneta o lo que sea exportable-, sin dudas, es una injusticia. Es similar a que algún beneficio, le toque a los documentos terminados en 2, y los otros 9 números se queden afuera.
Hace mucho tiempo dediqué un editorial a despotricar contra subsidios patagónicos, exenciones impositivas, etc, etc, todas cuestiones que cada vez que benefician a alguien, hay 100 más perjudicados por el beneficio, el ejemplo más claro es de las zonas patagónicas, respecto a las zonas de que alambre de por medio, no alcanza el mismo. La Pampa, es el mayor emblema de cómo el acomodo político, es capaz de desparramar injusticias, hoy siendo zona patagónica, mientras que apenas a unos kilómetros, muchos del sur de la provincia de Buenos Aires en peores condiciones climáticas, ven como la estación de servicio de la zona subsidiada se aburre de vender combustible y con la ñata frente al vidrio, tienen que andar mendigando para que la petrolera que los cobija, los ayude con los precios para ser competitivos.
Que hoy los productores sojeros, pero principalmente los exportadores que son los que más se han seguramente beneficiado con la medida adoptada del “dólar soja”, solo derrama injusticias. Sino pregunten a quien hace apenas diez días vendió soja a no mucho más de 50 mil pesos y hoy ve cómo su soja se vende por encima de los 70 mil. Más quebranto, imposible.
Obviamente que tendrá perjuicios para quienes también siembran la oleaginosa, o acaso quien cobre alquileres en dólares pedirá dólar oficial, para que quien venda soja cobre dólar diferencial? O alguna planta de balanceados o la formación de núcleos para los mismos serán controlados a la hora de venderse? Podrán decir lo que quieran, difícilmente alguien venda un poroto, sin pretender cobrar, lo que ahora el gobierno dice que hay que cobrar.
Por eso esta medida, derrama injusticia. Sobre todo por aquellos que han remado contra corriente, y tienen que soportar la histeria de un gobierno que ha chillado siempre contra el trigo y la carne, ellos más que nadie deberían cobrar a dólar libre, para que así alguna vez esta política absurda, sea quien subsidie el consumo interno y no trigueros y ganaderos de sus propios bolsillos, que además sufren el robo estatal, en materia de retenciones, hoy más que nunca con la justicia en la mano, diciendo que son absolutamente inconstitucionales. Pero no, la soja, el maldito yuyo, sigue siendo quien termina en la picota y los supuestos especuladores del ayer, son los salvadores de hoy, pero tarde o temprano serán peores, serán los que sostengan las mentiras y la división interna, que por ejemplo ha mostrado el Banco Central, castigando a los que el gobierno premia y generando una nueva grita dentro de un gobierno, que no tiene voz, voto, poder, mando y mucho menos, un presidente a cargo.
Por todo ello, que hoy se hayan vendido 4 millones de toneladas de soja, es el más claro ejemplo de cómo sería posible un país mejor, con cientos de miles de productores vendiendo cuando se les cante, haciendo de este país un país mejor, derramando sus ingresos sobre pueblos y ciudades, haciendo crecer una Argentina que está destrozada de ideología, derrumbada de pobreza pero mental, esa misma que tanto ha promovido esta clase política gobernante.
Producir es el único camino, no hay ningún tipo de misterio. Como dice el Pampa, consejos yo no doy, pero permitan decirles a todos aquellos que hoy venden soja, cuídense, porque hoy te dan la mano y mañana seguramente pedirán algo a cambio. Con esta gente los favores, la solidaridad, el trabajo en conjunto y cualquier tipo de maniobra honesta y sobre todo patriótica, será muy difícil de creer. Más que nunca que el dólar soja, no les tape el bosque.
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