El final de la ficción

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

La escena muestra una mano con dos pastillas. La azul, es la que hará permanecer en la “Matix” viviendo la vida tal cual se muestra y la roja es la que conduce al “desenchufe”, ese que debe enfrentar a “Neo” con la vida real, rompiendo así la ficción que durante años ha estado viviendo. “Neo”, el protagonista de esta ficción que revolucionó una época, durante años vivió sintiendo que vivía una mentira. Hasta que despertó.

 

Es cierto que comparar una película con lo que ocurre en la Argentina, podría ser poco serio, pero sin dudas como ejemplo es más que suficiente, para ver y entender, porqué estamos como estamos y no decidimos dar el paso, para enfrentar la realidad.

 

Durante años nos han convencido de que no puede ser de otra manera. Los pobres, son pobres porque la sociedad es culpable. Porque para la construcción de la pobreza todos hemos participado, porque ha habido desigualdad en la distribución, porque todo se ha hecho para que quienes tienen, tengan más aún. Y así el discurso sigue, los pobres son víctimas y todo lo que ocurre es culpa de todos nosotros. Sin embargo, la píldora azul sigue ahí, ningún gobierno ha sido capaz de no elegir el camino doloroso, siempre existen excusas: si sacas los subsidios, se te vienen todos encima, si gradualismo, si esto, si aquello, si lo otro. Preferimos vivir siempre en el mundo irreal, no reconociendo nuestros verdaderos problemas, escudados en una supuesta revolución social, temerosos de que la verdad duela tanto de que no estemos preparados para enfrentarla. Entonces, el problema crece y crece y nadie parece dispuesto a ponerle un punto final.

 

Cuál sería entonces el camino con la píldora roja? Reconocernos como un país pobre, con graves problemas, con una injusticia social que fue creada adrede por quienes hoy mismo, ven con preocupación que quienes ellos autorizaron a manejar esa misma injusticia que ellos crearon, se les vuelve en contra y no hay como pararla. Mientras que sigamos con la mentira de seguir señalando con el dedo a quienes de alguna manera, con trabajo, con producción, con exportaciones y con dignidad, pueden acceder a los recursos capaces de sacarnos de esta mediocridad, difícilmente estemos en condiciones de dar el paso.

 

Así entonces aquellos que deben dar explicaciones a la justicia, se protegen con cargos electorales, mientras que debemos escuchar como quienes aún ciegamente viven en la Matrix, amenazan a jueces y a la sociedad misma, prometiendo el caos si la justicia decide que quienes son corruptos y quienes se han hecho millonarios con los recursos del estado, si deben pagar por los delitos cometidos, sobrevendrá el caos. Entonces, qué queda pare el resto, si no existe justicia? Nada, o vivir por siempre bajo la Matrix irreal. Por eso, si es necesario el caos, que venga, hay que decir basta en algún momento.

 

Tarde o temprano, la mano extendida sigue mostrándonos la píldora roja, esa que habla de dolor, de crudeza, de esfuerzos, de tiempos difíciles, de mucha pobreza, de sacrificios, de laburar, si, de laburar si querés morfar, de comenzar a vivir la realidad de un país fundido, esa que indica que los servicios públicos, deben pagarse, que el gas a discreción es solo para países ricos, que la energía convertida en luz, es un recurso escaso, que alimentos y producción, deben ir de la mano de la exportación, para que si es necesario importar comida más barata, nuestros mejores recursos los exportemos, es lo que hace cualquier país que necesita ingresos, no podemos vivir del recurso ideológico, mientras nos hundimos cada día más profundo en nuestras propias mentiras.

 

Alberto, Cristina, Máximo y toda la Matrix de la Cámpora y el Kirchnerismo, poco a poco empezó a chocarse con una pantalla irreal, borrosa y completa de fallas, que no tienen ni presente ni futuro. Va a doler, claro que va a doler desenchufarse. Pero no existe otro camino que la realidad, de ficción llevamos demasiados años y el “Elegido” -como en la propia película “La Matrix”- existe. Ese elegido, somos cada uno de nosotros que dignamente laburamos y nos esforzamos por lo que tenemos. Para el resto, llegó el momento del desenchufe, se acabó la mentira de la pobre gente. Hay gente pobre, hay de la otra, pero sin laburo, no hay más Matrix. Bienvenidos al mundo real, al del ganarse el mango laburando y sino y sin eso no hay más nada, bienvenidos, la pastilla roja comenzó a hacer efecto.

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