Vengan nomás

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

No tenemos miedo, no señor. Nos protege la identidad, nos hace inmune a todo la razón, la historia y sobre todo, la dignidad, esa que claramente todos ustedes han perdido hace rato y a la hora de poner la cara, la esconden, acusan, huyen, se desesperan, hacen lo que toda rata sabe hacer.

 

Lo primero que hay que decir es que gran parte de todo lo que aquí ocurre, lo generaron ustedes, paren de mirar para atrás, háganse cargo de algo de una buena vez. Es de cobardes no reconocer errores, no se puede culpar de todo al mundo, a la pandemia, a Ucrania, a Irigoyen, a China y a todo bicho que camine, porque parece que espejo no tuvieran. Eligieron el peor camino, siempre culpando al anterior, como si la misma Vicepresidente, no hubiera estado a cargo de la debacle anterior, tengan un poquito de memoria, esa que solo parecen tener para mirar a los militares, a Julio Argentino Roca y no mucho más.

 

Hoy la culpa es del campo, que “no liquida”, es de los turistas, que se fuman los dólares afuera, es de los empleadores que no dan trabajo, es de los patrones que pagan poco, es de los que usan la luz y el gas y se lo gastan dejando a otros sin energía, es de Putín, pero en realidad es de Ucrania, por llevarle la contra a Rusia, es del mundo, que tiene una inflación que solo Alberto conoce, porque no figura en ningún diario del mundo con esas cifras que solamente un beodo, puede tener el atrevimiento de mencionar en una conferencia.

 

Por eso no tenemos miedo, venga cuando guste señor Grabois, aquí lo estaremos esperando con una pala como todo arma, para defendernos de sus acusaciones, de su falta total de vergüenza, de su poca hombría, de su enorme mala fe. Venga nomás, si quiere también habrá una carretilla esperando, a ver si su gente es capaz de atreverse a hombrear bolsas, a subirlas a algún camión que traiga Don Hugo, ese mismo que seguramente no solo jamás manejó un camión sino que de paso podremos verle la cara, ya que ni siquiera por su club aparece.

 

Venga Grabois, venga a buscar lo que no es suyo, eso mismo que en la escuela nos enseñaron que cuando era ajeno, eso era robar, no era un derecho. Porque usted, usted cree que la soja, el trigo, la cebada, crecen guachos en el campo. Porque es tan poca gente, que cree que lo que la tierra produce, lo produce solita. No señor, alguien compró primero un campo en buena ley, no necesitó ni usurparlo ni sacárselo a nadie, porque ni siquiera gran parte de los “supuestos nativos” que usted seguramente defiende, ni siquiera eran de acá, vaya y lea, y luego vemos de donde eran originarios los Mapuches. Y esa gente, que compró la tierra y la pagó (o a lo sumó la heredó de alguien que la compró), invirtió en semillas, contrató o puso una sembradora, fertilizó tal vez, cosechó también y tuvo que pagar mil y un impuestos que su gobierno utiliza, para que recién ahí pueda almacenarla y venderla cuando se le antoje, porque sabe qué, ese grano tiene un propietario, no lo dio la tierra, lo produjo quien tiene la tierra, eso es lo que usted no parece entender.

 

Por eso también Alberto (hace rato no le digo presidente y señor mucho menos), no se confunda, quien administra lo propio, tiene el nombre de administrador de sus bienes. Y si usted pretende llamarle a eso “especulador”, pues bien, dígale a sus séquitos que vendan todos sus dólares, dígales que vendan sus bienes, que salven a la patria, que den alguna vez algo, que no vivan mirando lo ajeno para repartir.

 

Por eso Alberto, Grabois y Cristina, vengan nomás, vengan cuando gusten. Con la pala alcanza para detenerlos, no porque se vaya a usar para ser violentos, simplemente será el único impedimento que tendrán entre ustedes, la tierra, los granos y lo que pretendan llevarse, porque lo primero que tendrán que hacer, será laburar y de eso seguramente, poco saben.

 

Vengan nomás, solo pasen la tranquera, pero vengan en persona, no sean tan cobardes, no sea cosa que alguno de los tantos esclavos que ustedes tienen, tengan que hacer el trabajo sucio que ustedes jamás hicieron. Vengan nomás, acá con gusto los esperamos.

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