Nunca más

Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo

Una sentencia señala que “el hombre no solamente muere de hambre y de cansancio físico, sino también de tedio y tristeza y falta de ilusión y alegría en la vida”. Esto ya forma parte de los argentinos desde hace tiempo. El problema es que no estamos tomando conciencia de ello, porque nos ocurre la del sapo que se cocina poco a poco en la olla.

 

Día a día la decadencia nos va envolviendo. Las instituciones democráticas dejan de funcionar como tal y se convierten en reservorios burocráticos que no tienen capacidad de solucionar nada. De allí, para abajo, se van ajustando y desgastando los engranajes que deben mover a una nación.

 

Quienes deberían estar liderando un Gobierno y dando ejemplo, para que lo que estoy describiendo no pase, son parte del problema y están tan degradados como personas e institución que sólo atinamos los ciudadanos de a pie a nombrarlos como “el boludo” y “la loca”.

 

Entonces, ¿a qué podemos aspirar si tenemos alma de sumisos y que, cada cuatro años, la vendemos a aquellos que prometen sacarnos adelante con el sacrificio nuestro y no el de ellos?

 

¿Realmente nos creemos ciudadanos porque vamos a votar cada cuatro años? ¿Por qué seguimos esperando el Mesías que nos venga a salvar y a solucionar todos los problemas, cuando somos nosotros los que tenemos el poder de dar vuelta la historia? ¿Cuándo nos inyectaron el chip que nos hizo sentir peones y que debemos quedar toda la vida en esa condición sin poder aspirar a nada más?

 

Es evidente que estamos en un punto de inflexión como país y como ciudadanos que debe preocuparnos y ocuparnos. Sobre todo, debemos tener en cuenta que la crisis no significa necesariamente un desenlace trágico. Si despertamos de este sueño sumiso, debemos tomar conciencia que éste es un momento de definiciones, de definiciones trascendentes. Junto a una forma de gobernar que está agotado, otra manera de pensar al país debe comenzar a esbozarse.

 

Alguna vez, esperanzadamente, lo señalé: El hombre es, como siempre, protagonista de la historia. El futuro depende, en buena medida, de nosotros mismos. Nadie tiene derecho a quejarse del tiempo en que le toca vivir, porque allí está para cambiarlo.

 

No podemos cerrar los ojos ante esta realidad que estamos sufriendo. Para cambiar la realidad es preciso abrir más los ojos para verla, abrir la cabeza para conocerla y admitirla tal como es, no dejarla intangible, sino para saber cómo modificarla de manera positiva.

 

Si aspiramos a recrear un futuro mejor para nosotros y para quienes nos sucedan, nunca más debemos permitirnos votar a políticos corruptos y embusteros; acompañar a sindicalistas y líderes sociales que lucran con sus representados, y mucho menos llevar a la más alta magistratura a un “boludo” y a una “loca”, porque por culpa de ello y de sus escandalosas y vanidosas peleas devenidas en crisis de ingobernabilidad, estamos como estamos.

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Comentarios: 1
  • #1

    mario fernandez (lunes, 11 julio 2022 06:59)

    ESTA PERSONA QUE ESCRIBE ESTO ES UN GOLPISTA !!!!!!!
    SOLO DESCRIBE ODIO EN FORMA MISERABLE !!!!!