El último tren

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

Se fue otra oportunidad, no se si la última, pero una muy buena ocasión, tuvo el gobierno para poder dejar una sensación diferente. Y tal vez, lo que dejó fue lo contrario, fue sin “timing”, ni el momento ni lo esperado. En A Todo Trigo, el gobierno perdió una de las últimas posibilidades de dar vuelta el destino y encaminar a la Argentina de una vez por todas, a jugar en las primeras ligas de trigo del mundo.

 

A pocos días de la siembra todo es incertidumbre: a la amenaza constante de que podrían aumentar las retenciones – a Dominguez nadie le cree una sola palabra – se le suma además la desconfianza de todo el resto de la cadena. Tal es así, que a pocas horas de comenzar este importante congreso, la FAIM (Federación Argentina de Industrias Molineras), entidad que agrupa a los molineros, emitió un comunicado rechazando y absteniéndose del cobro del fideicomiso armado por el gobierno para si se quiere, subsidiar a su propia entidad. “Lo dejamos liberado a cada uno, pero la entidad rechaza el fideicomiso”. Claro, para entender las razones, hay que retroceder 12 años y recordar que bajo este mismo gobierno – el Kirchnerismo – muchos molinos quedaron a punto de fundirse, ya que nunca cobraron el fideicomiso anterior, habiendo comprado trigo para el mercado interno, a precios internacionales. Y dicen que quien se quema con leche, ve a Cristina y llora….

 

Por eso da pena lo hecho. No hay una sola señal para torcer el rumbo. Nada, ni siquiera la aprobación del trigo HB4- que contrariamente fue tomada casi como una “mojada de oreja”- ya que quienes organizaron el congreso, estaban claramente en contra de esta aprobación y utilización, no por capricho, no por no querer el evento, sino justamente, por cuidar los mercados que tanto trabajo cuestan construir. Por eso el enojo de Rivara y por estar fuera de timing, tal vez por eso la incomodidad de Dominguez, de casi no entender el arrebato de furia de la entidad ante la noticia del Ministerio.

 

Ucrania en un mes, debería estar cosechando el trigo sembrado, algo que absolutamente nadie sabe si pasará a ciencia cierta y ni siquiera se sabe bien que se sembró. Y si hay cosecha, no tiene puerto. Rusia, no tiene tampoco como sacar cómodamente su cosecha, mientras que los países del norte vienen de una temporada seca y no habrá tampoco grandes producciones, con una caída mundial del stock de trigo. En pocas palabras, el arco vacío, la pelota casi en la línea de cal y la orden del gobierno, es tirarla afuera. Es  difícil de entender, pero es así de claro.

 

Podemos enumerar los motivos: previo a la siembra, todos los insumos dolarizados –con los fertilizantes a la cabeza – se fueron por las nubes. El gas oil, incierto el precio, más aún si habrá durante toda la campaña. Lo dicho, tal vez con la firma de un acta acuerdo rubricado por el Presidente –a quien tampoco necesariamente se le puede creer mucho- donde prometiera la no intervención del mercado, la no suba de retenciones y la claridad en un mercado que además, está denunciado con valores no del todo transparentes, podría quizás, haber estimulado la aventura de sembrar más y dar el golpe que el mundo espera.  

 

Lo cierto es que habrá menos trigo que antes, justo cuando el mundo nos pide a gritos que sembremos. Habrá menos trigo en el momento más grave de la historia inflacionaria de nuestro país. Habrá menos trigo, cuando agronómicamente todos están convencidos del valor que aporta el cereal a la rotación, a la cadena comercial, al sector exportador, a las economías regionales y más que nunca, al sudeste y al sudoeste bonaerense.

 

Se fue a Todo Trigo y con él la posibilidad de que alguna vez, esta línea ideológica tan limitada que significa el Kirchnerismo, demuestre por una sola vez, que le importa el país, que le importan los Argentinos y que sobre todo, le importan los que menos tienen. La mentira, cada día queda más al desnudo y en este último tren previo a la siembra, la realidad queda sola en el andén esperando que tal vez el mundo y sus mercados, nos perdonen una vez más, por tanta irracionalidad.

 

Habrá menos trigo y hay un solo y único responsable. No se hará cargo, pero debemos ocuparnos todos, de que esta vez no sea impunemente.

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