Evidencias

Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo

El domingo pasado dediqué la columna a los tramposos que nos gobiernan. Durante la semana que pasó sus acciones aseveraron lo que pienso y grito a los cuatro vientos de ellos: Son una manga de tramposos, de ladrones del primero, hasta el último, como diría el ex presidente uruguayo Jorge Batlle.

 

Las maniobras para ocupar puestos en el Consejo de la Magistratura son propias de tahúres movidos por la “abogada exitosa”, que no desea que la Justicia siga hurgando en su patrimonio mal habido, producto de la corrupción y que involucra a toda su familia.

 

También, la vicepresidente vive con la idea de que es posible manipular y transformar a su antojo todo lo que le molesta. Exhibe un progresismo mentiroso, que tiene incapacidad visceral para el diálogo, para la discusión, para el intercambio de opiniones. Las tablas de valores de la civilización republicana y democrática le son ajenas. Las verbaliza, las manipula, las invoca cuando le conviene, pero no las siente ni las vive.

 

Alguna vez he manifestado en esta columna que esta señora mayor, a la que le gusta enlodar todo lo que toca, aspira a perpetuar al país como un territorio de ganado predispuesto a ser arreado.

 

Sin embargo, una caravana de tractores y camionetas conducidos por mujeres y hombres de campo de distintas regiones del país, se concentraron en la histórica Plaza de Mayo –que es de todos y no de una facción política- acompañados espontáneamente por ciudadanos de a pie, con reclamos contundentes: respetar las instituciones de la República y para ilustrar a los ciudadanos repartieron 10.000 ejemplares de la Constitución Nacional; expresar el hartazgo por la presión impositiva, la intervención de los mercados de granos y carnes; que los dejen trabajar en paz y que la política se ajuste.

 

También en diferentes ciudades y en intersecciones de rutas hubo movilizaciones simbólicas, apoyando a la que tuvo epicentro en Buenos Aires.

 

Sin ánimo de menospreciar a tan importante movida de los autoconvocados del campo, la ausencia de la Mesa de Enlace pone en evidencia la falta de unidad del sector productivo más importante del país.

 

Para ser más contundentes en la protesta y/o en la búsqueda de soluciones, todo el arco gremial del campo tiene que estar unido como un bloque. Acciones aisladas solo producen el efecto de un “chasquibum” y quedan sólo para la anécdota.

 

El sector debe aprender a escuchar y a escucharse para concentrarse en aquellos puntos que unen y fortalecen el mensaje que se desea transmitir; reflexionar sobre los cambios que se están llevando a cabo tranqueras adentro y tranqueras afuera; la dirigencia actual debe poner más atención a lo que piensan las nuevas generaciones e invitarlas a transformar la realidad actual, porque la institución de hoy ha superado a la de los fundadores y tampoco es la que se necesitará en el futuro. La renovación intergeneracional, entonces, debe hacerse consensuada y paulatina, porque hay que nutrir a los jóvenes de la experiencia de los que ya tienen varios años en la gestión y nutrir a los veteranos de la fuerza y las nuevas ideas que tienen los jóvenes.

 

Si logran captar el espíritu de las familias agropecuarias en su territorio y no desde una mirada capitalina –donde tienen sede las cuatro entidades del agro-, es probable que éste y otros gobiernos que vengan, los escuchen atentamente. Como dice mi querido amigo Carlos, parafraseando al “Pampa” Larralde: “Que la pise al que le toca”.

Escribir comentario

Comentarios: 0