Hacer o no hacer, esa es la cuestión

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

Hacer o no hacer, esa es la cuestión

 

Dicho hasta el cansancio, el sector agropecuario no sabe hacer política. Cualquier consulta que se realiza a los productores tiene como respuesta, “no se, ni me interesa, solo se producir”, es cierto, es innegable, pero no sirve. No al menos en este país, donde todo es política: la economía, la educación y la producción, todo lo que tiene que ver con consumo, con exportación, con créditos, con el aire que se respira en estos pagos, es política, por eso muchas veces se contradice la lógica y el sentido común, algo de lo que la política carece.

 

Ahí vamos otra vez, ahora con la Mesa de Enlace negándose a participar de una marcha que viene gestada desde un sector reactivo del campo. Está mal? Quien sabe, tal vez hartos de ser el pato de la boda, los dirigentes entendieron, que este tipo de gobiernos, necesita imperiosamente tener un enemigo enfrente y si es el campo mejor, o alguien va a negar que dentro del desconcierto económico, uno de los pocos sectores que ha seguido produciendo, exportando y por qué no, ganando plata, se puede convertir siempre en el enemigo ideal. Cierto, ganar plata en este país, está mal.

 

Ya lo dijo Máximo en su discurso días atrás: : "¿Cómo puede ser que no entiendan que está faltando la comida en la mesa de los argentinos y argentinas? Hay que ser más generosos, hay que dejar de quejarse si cortan una calle. ¿Pero qué quieren que hagan?”. Bueno, el discurso también podría acomodarse para el sector agropecuario, no por la falta de comida, pero si por el hecho de que muchas veces, el único camino, termina siendo una marcha, una movilización y aunque no guste, un corte de calle o de ruta. Pero, dirá lo mismo cuando el campo se movilice? Claro que no, al campo está dirigido el mensaje de la supuesta generosidad. La pregunta es: hasta dónde es generosidad y hasta donde es abuso, persecución, distorsión y destrucción de un sector? Cuál es el límite para que un sector deba mantener a todos, cuando ese “todos” lo ha creado la política, cuando sea política se empecina en sostener un “todos” improductivo, ineficiente, poco digno, etc, etc, etc. Cuál es el verdadero límite y como ponerlo? Las respuestas son las que cada uno guste, pero el resultado será uno solo: en plena crisis social, el campo manifestado y en las rutas, será el manotazo de ahogado de un gobierno que necesita un enemigo enfrente.

 

Otra vez sonaron los rumores de un paro, otra vez el “salir a las rutas”, otra vez el cesar la comercialización, no sembrar, no cosechar, no exportar, no darle de comer a un país angurriento y vago, que pretende ser mantenido por unos pocos y además, acusar a esos pocos que dan poco, una suerte de “tenemos hambre” de aquel acto del Alfonsín, cuando el que gritaba, era uno sindicalista bastante entrado en kilos, ese es el ejemplo de cómo se ha enseñado, a que “el que no llora no mama”.

 

La disyuntiva del campo, pasa por aprender de sus propios errores. Pasa por entender que todo un país respira política y los tiempos políticos, son los que mandan. Tal vez, sea tiempo de silencio, sea momento de que quienes lo quieren como enemigo, no encuentren un motivo para “unirse” y que el campo se mantenga al margen de una pelea, que tarde o temprano, terminará implosionando, con un gobierno en crisis, con una alianza que fue solo para ganar una elección y que sin enemigos más que los propios, dejará abierta las puertas una vez más para que alguien decida de una buena vez y por todas, hacer un cambio en serio para este país enfermo de política, de poder, de corrupción y sobre todo, carente de grandeza.

 

Son tiempos de decisiones. Son tiempos de unirse y no necesariamente de nuevas entidades, de autoconvocados, de enojos que solo provocarán más grieta, en un país agrietado a más no poder. Son tiempos de comenzar con inteligencia a construir hacia adelante. Y si es necesario, levantar el pie del acelerador, porque el resto, se hará solo. El famoso Sun Tzu en el arte de la guerra lo deja más que claro: «No presiones a un enemigo desesperado. Un animal agotado seguirá luchando, pues esa es la ley de la naturaleza»

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