Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo
Muchas caras de una misma moneda, hijos de la misma pampa, nacidos bajo el mismo cielo, todos y cada uno de ellos, diferentes, en todo, ideología, cultura, valores, sueños, empuje, fortalezas y debilidades. Lo cierto que en la misma semana, un grupo de pseudosujetos –no calificables como personas – no fueron a manifestarse al congreso, fueron a intentar hacer daño, nadie que lleva una molotov en la mochila, va queriendo utilizar la democracia como una herramienta masiva de opinión. Nada de eso, poco dignos de caminar por la calle, al menos quien arroja piedras contra un tesoro nacional y peor aún, contra un policía que víctima de una sociedad enferma, ni siquiera puede defenderse, patético, por donde se lo mire. Ni demasiados repudios hubo del sector político, todos hijos de una tibieza acomodaticia, que repugna que da asco, en pos de este momento tan mediocre que vivimos, donde los violentos, son todos supuestas víctimas.
La contracara de esto se dio en Expoagro, donde 100 mil almas fueron dispuestas a darle la espalda a un gobierno, que solo piensa en obstruirlos, en sacarles lo máximo que pueda, en ponerles el pie encima, en no dejarles un poco de aire, para que por un rato, sientan que hay un país que los quiere, que a pesar de que los necesiten, no piensan darle un solo metro de ventaja. Por eso más allá de los supuestos números de negocios realizados, los probables créditos en su preforma y toda la parafernalia que la muestra genera sobre todo en lo mediático, lo cierto es que todos consultaron, todos miraron los créditos, todos estaban ávidos de invertir, a pesar de todo, a pesar del gobierno.
Por eso creo que somos gente rara, porque esta muestra que hoy se convirtió en la más importante post pandemia, está esponsoreada por el gobierno, YPF Agro es no solo del estado con toda su “cabeza” claramente identificada en lo ideológico, raro no? Así es… es el principal aportante de la muestra, es quien no solo apostó a que los productores de trigo hoy no puedan recibir el mejor precio de la historia del cultivo –el gobierno congeló el mercado a 115U$ contra los casi 400U$ que goza el resto del mundo – sino que es un grito a toda voz, el decreto de necesidad y urgencia que está bajo la manga de llevar por 90 días –jejeje 90 días…- las retenciones a un 24%, al igual que para el maíz que alcanzó los 300 U$. Si esto ocurre, la 125 en comparación, debería ser apenas una manifestación de un centro de estudiantes, sin embargo, nadie cree que haya el suficiente hartazgo para que el campo reaccione.
Por eso, este país es raro. Por eso Expoagro fue rara: el acto de inauguración tuvo a Axel Kiciloff, tuvo a Julián Dominguez, tuvo a Wado de Pedro y hasta tuvo al superministro, Sergio Berni todos aplaudiendo y cantando himno, cualquiera que veía la apertura, veía un acto oficialista, en pleno bunker agropecuario, en el mismo instante donde Roberto Felleti día tras día, intenta boicotear cualquier negocio que sea por lo menos rentable para el sector. Es raro, somos muy raros.
Por eso, parece mentira que los bancos, tengan que dar créditos en una muestra y no lo hagan durante los 365 días del año, a los tipos más propensos de invertir en la Argentina. Por eso parece mentira, que hasta los negocios de hacienda, tuvieran créditos, de ahí los precios extraordinarios, poco tuvo que ver la muestra en los valores, ahí lo que se compró, fue dinero, no fueron patas. En la otra cara, un joven intendente de Teodelina -29 años- atendió todos los días el stand de su municipio, promocionando el turismo y sus pequeñas empresas, con todo el orgullo de quien se sabe dueño de casa y representante de su propio sitio. Digno de imitar.
Por eso, somos raros. El campo por su capacidad y su paciencia, de jamás decir basta cuando en tu propia cara, te saludan con una mano y con la otra, te arrebatan la billetera. Los medios por su falta de descaro, porque no se avergüenzan de quien los auspicie, cuando son los mismos que dan la espalda al sector, que los medios supuestamente promueven. Son raros los productores, siempre dispuestos a ir para adelante, aunque quienes dirijan te digan que “no avanzarás” a los gritos. Y todos nosotros, por mirar todo como si siempre el problema fuera ajeno.
Somos raros, por eso una y otra vez sigo convencido, que no tenemos ni más ni menos, lo que nos merecemos.
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