Un Miércoles de Ceniza distinto

Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo

Miércoles de Ceniza. A pocos kilómetros del campo familiar, sobre la ruta provincial E-90, se halla el Monasterio de la Virgen del Signo. Allá fuimos para participar de la misa, donde todas las intenciones estuvieron dirigidas a la paz, en medio de la guerra desatada por la Federación Rusa contra Ucrania.

 

Y allí, en un gran parque, donde se levanta una modesta capilla, en lo que otrora fuera el quincho de la casa del campo y cuyos dueños han prestado al Padre Gerardo Rivetti para ejercer su ministerio, por boca del propio sacerdote nos enteramos durante su homilía que la Virgen del Signo detuvo una guerra entre los mismos habitantes de Rusia en 1170.

 

La Virgen del Signo o Virgen Orante (por sus brazos extendidos hacia el cielo en postura de oración) aparece en la iconografía bizantina en un monasterio de Constantinopla (hoy Estambul, Turquía), en el siglo IX.

 

Se denomina del “Signo” porque el monje escritor iconográfico se inspira en Isaías 7,14: “el Señor Dios le dará un signo…”

 

En el siglo XII llega la devoción a Kiev (hoy Ucrania). De esta ciudad la devoción se extiende por Rusia, especialmente en Yaroslavl y en Novgorod, al norte de Moscú).

 

 En 1170 soldados de la ciudad de Suzdal, Rusia, decidieron atacar la ciudad de Novgorod. Los devotos de la Virgen del Signo sacaron de la Iglesia en procesión el Icono de la Virgen y la guerra no se llevó a cabo. Asimismo, la devoción aumentó en esa misma ciudad cuando en 1352 se desató una peste, y haciendo el mismo gesto devocional, la peste desapareció milagrosamente.

 

Todos los presentes en la misa nos quedamos asombrados ante lo que nos dijo el Padre Rivetti, quién no sólo nos convocó a redescubrir nuestras raíces y las limitaciones que nos muestran nuestra condición humana disminuida, sino también a invocar la paz, elevando al final de la misa el ícono de la Virgen del Signo y realizando una procesión con todos nosotros.

 

Tras los rezos, el silencio inundó el parque y a más de uno se nos humedecieron los ojos cuando besamos la imagen de la Virgen del Signo, pidiendo por el cese de las hostilidades en territorio ucraniano y por las víctimas de esta guerra sin sentido. Sin dudas, un Miércoles de Ceniza distinto.

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