Todos saben

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

Los paisajes a veces se repiten, con o sin horizontes, los montes de árboles parecen infinitos. “Son mayoría forestales”, me dice al pasar un despachante de combustible, con profundo conocimiento, como si el tema no fuera lejano. “En realidad hay para celulosa, pero depende la región, por acá casi todo es pino y eucalipto para madera”, continúa como dando una clase mientras mira de reojo el reloj del surtidor. “Lástima los incendios, este año fue un desastre”, remata antes de darme el comprobante.

 

Recorrer el litoral es sin dudas una materia pendiente que al menos he podido cumplir parcialmente, sería imposible en un viaje saber algo de tanto que hay para ver, aprender y sobre todo, disfrutar. Porque en cada lugar, todos saben, nadie está ajeno al paisaje, no existen forasteros en su lugar, parafraseando a Orlando Veracruz.

 

Entre Ríos en su nombre dice todo, allí la vida es el agua, son sus Ríos, todos saben. “Pobre viene rebajo, no ha llovido nada”, dice con su ya típico acento una de las chicas del hotel. Indago un poco, por curioso nomás para ver hasta donde el comentario es solo al pasar y la respuesta me deja más preocupado que antes, “ya venimos mal desde hace rato, acá nada es igual, necesitamos que llueva y que llueva en serio, con esto todo se viene a pique. No nos gusta que el turismo vea así de triste el Río, hasta los ganados – textual- están sufriendo mucho” relata como quien todo lo sabe, de cauces, de lluvias, de ganadería. Como para que me quede mudo directamente, su próximo comentario fue acerca de los pescadores, “ya son varios los que vienen preocupados, parece que el pescado ha ido más arriba buscando caudal”. Tremendo, lapidario, es solamente –o ni más ni menos – quien nos sirve el café por la mañana.

 

Ya está, sin dudas esta gente sabe. Vive del lugar, nacieron en el lugar, defienden su lugar. Todos saben de lo que hablan, porque su alrededor vive de ello, respiran el mismo aire, saben quién es el de al lado, quien produce, quién se sacrifica, quien sufre. Hay un país diferente, muy diferente en ese interior tan particular, de Ríos, de árboles, de selva.

 

Por eso desde la Estación de Servicio del Correntino hasta la selva Misionera, nadie desconoce los problemas ajenos, porque justamente nadie es ajeno, ciudad o pueblo, campo, o estación, todos están conectados.

 

Otra vez surge el tema de la seca, es un simple “tachero” por ponerle un nombre a quien no solo nos llevó sin haberle avisado, sino que no dudo un segundo en hacer de puente con otro “tachero”, para improvisarse de mecánicos y resolver problemas ajenos. “No podemos seguir así, hasta la selva sufre, mira las hojas acartuchadas” señala mientras recorremos el borde de las 600 has de selva protegidas en pleno Iguazú y me señala las palmeras. Me deja pensando con el término, algo que solo un Agrónomo o un paisano tal vez pudieran definir.

 

Todo es diferente, su clima, sus campos, sus Ríos, su tierra, esa roja tierra que allá en Misiones permite que la yerba se nutra de su hierro, haciendo su sabor tan diferente, ese mismo que el té y otras tantas producciones dan vida a un entorno económico y productivo que parece ni siquiera necesitar de todo el resto del territorio. Su vida también, es la frontera, con ella se nutren y a ella nutren, un verdadero ejemplo de integración entre naciones.

 

Todos saben, sin dudas. Por eso no es casual al entrar en la emblemática yerbatera “Las Marías” una frase que me permitió entender el origen, los conocimientos y el amor por lo nuestro. “Hoy tecnificamos los procesos, aprendimos a sintetizarlo, a realizar todo bajo un formato, cuidando los sabores, la calidad y el producto final. Pero hacer yerba y cómo producirla, todo se lo debemos a nuestros indios, de ellos, la yerba sigue teniendo la misma esencia con la que ellos la elaboraban”.

 

Pensé en el sur y cómo algunos usurpadores llamados Mapuches, muchos odian y tal vez, son odiados por muchos. Y pensé en los guaraníes, como ellos quieren y son queridos. Todos saben. Porque todos saben de dónde vienen y por qué hoy son lo que son. Todos saben. 

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