¡Feliz Año Nuevo!!!

Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo

Desde mi retiro cordobés, debo señalar que a los argentinos de a pie no nos queda otra que decir: ¡Feliz Año Nuevo!!! Total, nuestros representantes políticos, en los últimos días del año pasado ya se encargaron de violarnos en manada.

 

Pero no nos quejemos. Ya estamos acostumbrados. Tenemos incorporado el Síndrome de Estocolmo, es decir ese trastorno psicológico que aparece en la persona secuestrada y que consiste en mostrarse comprensivo y benevolente con la conducta de sus secuestradores.

 

Si bien entre nuestros secuestradores se hallan los políticos veteranos, que son muy hábiles para hacer trapisondas, también tenemos que decir que los nuevitos aprenden rápido. Para muestra sobra un botón. Simplemente, miremos la lista de los diputados provinciales que representan a la Sexta Sección Electoral que votaron positivamente la modificación de la ley sancionada en 2016 que limitaba las reelecciones indefinidas, para permitir que casi un centenar de intendentes puedan volver a presentarse en los próximos comicios a pesar de contar con dos períodos consecutivos al frente de sus respectivos municipios.

 

Si esperábamos alguna rebaja en los impuestos, sólo ha sido una ilusión. Mejor sigamos creyendo en los Reyes Magos, y el próximo 6 de enero juntemos una parva de pasto y llenemos un tambor con agua para los camellos y esperemos sentados en el umbral de nuestros hogares, pero con tapaboca, porque el que no necesita pasto y agua es el Ómicron.

 

Pero relajémonos y gocemos de este inicio de año, más allá si nos podemos tomar o no vacaciones. Ahora, les propongo un entretenimiento para lo que resta del 2022: empecemos a marcar en el almanaque toda vez que desde los tres poderes nos embromen con subas impositivas, con causas judiciales por corrupción que quedan desechadas, con trabas a las exportaciones, con manejos espurios de fondos, con grandes fiestas financiadas por el erario, etc. Y si al llegar a diciembre de 2022 no hemos juntado suficiente efervescencia, es porque mantenemos en nosotros el Síndrome de Estocolmo. En ese caso, mis amigos, agua y ajo: Aguantarse y a joderse con los políticos que hemos sabido conseguir.

 

Por el momento, solo atino a decirles sin mucha convicción: ¡Feliz Año Nuevo!!!

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