En lo más alto de la brisa de la vida

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

Ya está? Esto es todo? Se acabó el año? Por un instante se me vino a la cabeza la imagen del Teniente “Dan” en el medio de la tormenta. Pensé varias cuestiones parecidas en la gloriosa Forrest Gump para muchos productores y para muchos de nosotros. Sin buena pesca, en ruinas y ya sin ánimo, salimos a la tormenta a un nuevo intento. Y allí, en el medio de un mar embravecido, subido a lo más alto del mástil, con el barco una y otra vez amagando hundirse entre las olas gigantes, colgado y gritando con una intensa lluvia sobre la cara, lo muestran en la escena “Ya está? Esto es todo lo que tienes? Jamás hundirás este barco”, le grita Dan al cielo, amenazando y vociferando, sabiendo que sin sus piernas –las perdió en combate- y sin absolutamente nada por delante, el desafío no podía intimidarlo. Tras la tormenta, no quedó un solo barco camaronero en toda la costa y salvo el de ellos, por lo que se hicieron millonarios en una sola temporada.

 

Así tal vez exagerando o no, habrá sido el año para muchos. Con tormentas de todo tipo, con desafíos que no cesaban de aparecer y con un futuro que tampoco promete demasiado, salvo en la visión de esperanza, de pasión y de ganas, que cada uno de nosotros pone cada día.

 

Este 2021 increíblemente tuvo una vez más al virus como protagonista, volvimos a pasar por una cuarentena y encierro, tuvimos una vez más alejados de muchos de nuestros amigos, seres queridos y tal vez, a más de uno le haya tocado tener que despedir a alguno de ellos. Y sin embargo, ahí seguíamos en el mástil y a los gritos. No hubo muchos de los encuentros que teníamos prometidos, no estuvo Palermo, no pudimos exportar por muchos meses, malvendiendo haciendas, con un gobierno de mucha, de muchísima impericia y torpeza, encima no llovió cuando tenía que hacerlo y muchos perdieron parte de sus cosechas, no tuvimos pasto por lo que hubo que alimentar meses y meses, y algunos aún no han podido dejar de hacerlo. “No podrás hundir este barco!” sigue gritando Dan en la histórica escena de Forrest Gump.

 

Por un momento recuerdo haber comenzado el año con todas las ganas, entrenando, en forma, con muchas ilusiones, para que en apenas dos partidos quedarme afuera con una lesión que prometía mucho más que un par de meses, si ya se, es fútbol, ya estoy de vuelta, pero el fuego aún estaba. En medio de la desazón, con ya varias semanas rengueando apareció el tan temido, el rey de estos tiempos, para que aquellas dos semanas enteras fueran eternas, con temores, con fiebre que no aflojaba, empeorando día tras día, sin fuerzas ni para levantarme, mirando si el oxígeno era suficiente y recién cuando tuve el alta, entendí que faltaban muchos días más para ser quien había sido, porque el maldito virus, no te larga tan fácil, te da pelea hasta el final, es el mar que quiere hundirte, es una prueba para ver hasta cuánto más fuerte, somos capaces de gritar, de defendernos, de creer que nuestro barco, no lo van a poder hundir. Por eso cuando logre estar mejor y puse mi físico al día, entrar al quirófano de urgencia ya no fue un golpe certero, al contrario: más que nunca entré desafiante, enojado, dispuesto a que si el barco se hundía, me iba a llevar por lo menos una sonrisa puesta y así fue, porque a partir de ahí, todo fue pescar a lo grande, entendí que la red de mi vida era más que suficiente para que todo el tiempo supuestamente perdido, fuera solo la previa para prepararme, para ir a fondo hasta fin de año.

 

Y acá estoy, como cada uno de ustedes, mirando que por delante el mar sigue enojado, más allá de que aún por aquí navegamos aguas que siguen calmas, pero no tanto. Ni el virus parece aflojar, ni el país parece encontrar una sola medida coherente, con un gobierno que hace rato tiró la toalla. Pero todos, creo que hemos aprendido de que de esto se trata, lo dije en mis primeros editoriales cuando poco sabíamos y mucho temíamos, que no se trata de tener miedo y esperar que ocurra lo peor, nada de eso. La vida, es un desafío y está hecha para vivirla día tras día, responsablemente, cuidándose, pero jamás escondidos como ratas temerosas, porque tarde o temprano, el destino o lo que sea, nos va a mirar de frente y al menos yo, quiero estar en lo más alto del mástil, desafiante y a los gritos.

 

Por eso quiero cerrar este año con una de las tantas maravillosas frases que Tom Hanks en esta increíble película dejó al analizar los momentos de su vida.

 

"Yo no sé si mamá tenía razón o si la tiene el teniente Dan. Yo no sé si todos tenemos un destino, o si estamos flotando casualmente como en una brisa. Pero yo creo que pueden ser ambas, porque que ambas están ocurriendo al mismo tiempo"

 

Más que nunca, feliz año para todos y que el próximo año, nos encuentre bien alto, gritando fuerte y desafiantes!

Escribir comentario

Comentarios: 0