Nancy no se guardó nada, lo dio todo

Así transito su vida profesional, comercial. También se involucró en el trabajo comunitario. El sábado partió luego de “lidiar” con una enfermedad que se fue agravando con el paso del tiempo, la comunidad de Felipe Solá lamenta su partida, pero reconoce su invalorable aporte. 

Maldita pandemia. Le privó acaso para lo que por último se preparó: las bodas de oro de “su” Instituto San Felipe, ya que la fecha programada era el 15 de marzo del 2020. Las decisiones sanitarias hicieron que todo se suspendiera y no recibiera ese reconocimiento público que le faltaba por su labor en la docencia.

 

Nancy Rodríguez probablemente nunca dimensionó su trabajo. Seguramente, como era, le quedaron cosas pendientes. Tan fanática de sus escuelas como de sus tres hijos (Lorena, Nito y Marco), cuando hablaba de ellos no solo afloraba el amor de madre, también el orgullo de lo logrado junto a su compañero de la vida, Pincho.

 

Para ella el día tenía 24 horas igual que para el resto, no sé si los demás podían hacer lo que andaba ella. En el último tiempo como rectora del Instituto San Felipe, ejercía la dirección con el significado pleno de la palabra, atendía su negocio, se encargaba de los proveedores y hasta tenía tiempo de salir raudamente para Darregueira a realizar los trámites bancarios.

 

Para sus metas no existían barreras, una adelantada, trabajó incansablemente por la igualdad de oportunidades, siempre sintió que el establecimiento que ella representaba estaba al mismo nivel que los de comunidades más importantes y con mayores posibilidades de generación de recursos. Donde había una embajada de la Institución ahí estaba ella, era la primera, también la última en irse, aunque seguramente no había parado en todo el día entre las obligaciones públicas y privadas.

 

Quien escribe conoció detalles de su rica historia como docente, distintas generaciones pasaron por sus aulas, entre los años de maestra, directora y rectora, los que fueron sus primeros alumnos, luego enviaron a sus hijos, y si no llegaron los nietos estuvieron muy cerca de que aconteciera.

 

La conocí en marzo del 2005, visité su negocio, los dos sabíamos quien era uno y el otro, solamente faltaba la primera charla. Al pasar por la caja, amable y conversadora (como yo, en lo último principalmente) me dice ¿sabía que en el Instituto tenemos una radio?, para agregar “fue un proyecto educativo que nació en 1996 de parte de los alumnos entre ellos mi hijo Marco, la tiene que conocer”, ella nunca imagino (o sí)  que esa charla iba a ser un disparador importante en mi vida laboral. La conocimos, y mientras charlábamos y me mostraba las dependencias me dijo ¿no le interesa? A mi seguramente me brillaban los ojos, pero lo concreto que yo tenía un par de CD y ganas, no mucho más. Claro también estaba Adriana con ganas de ayudar. 

 

El 25 de junio de ese 2005 nació para nosotros lo que luego sería la primera de nuestras tres emisoras. Había confianza en muchos y descrédito en otros, como siempre pasa, Nancy era la que más en claro tenía el panorama, ya no tenía una radio a medio andar, ella quería ponerla en valor porque era la mejor manera de defender aquel proyecto, pero a su vez, porque me lo dijo, para sus actos también tenía un locutor. Otra vez, su escuela estaba en las mismas condiciones que cualquier secundario del distrito.

 

No exagero para nada, si digo que se fue una parte importante de la historia de Felipe Solá de los últimos 50 años, Docente, comerciante y también concejal en representación de su pueblo. Hoy mucho se habla de igualdad de posibilidades en diferentes lugares que la mujer debe ocupar, Nancy se llevó la receta de un tiempo donde todo lo que logró no se lo regaló nadie, solo su tenacidad, compromiso y pasión por lo que hacía, aún seguramente en desmedro de su familia, que en épocas de sus hijos chicos o adolescentes, les habrá quitado tiempo para cumplir con todo. Me quedo con la postal de los últimos años, caminando por la calle Mitre desde el colegio hacia su negocio (Mercadito El Agrario) con su pesada cartera en horas del mediodía, o las visitas repentinas a la radio para charlar sobre algún tema que a ella le preocupaba, eran cinco minutos, pero muy intensos.

 

En los caminos de la vida se puede transitar de diferentes maneras, algunos eligen hacer, otros perdurar, Nancy Rodríguez de Ustarroz se fue dejando un surco de enseñanzas, además de un legado: continuar y defender las instituciones del lugar. Descansa en paz Nancy, nuestro abrazo a toda su familia.

 

Por Mario Goy

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Comentarios: 3
  • #1

    Delia Maria Keller (lunes, 22 noviembre 2021 10:33)

    Una plegaria , gran ser humano , fue mi maestra de un grado , no recuerdo de la ESCUELA NRO 4 "PEDRO B. PALACIOS" de Felipe Sola, acompaño el dolor a toda su familia ❤

  • #2

    Sonia Schuenzel (lunes, 22 noviembre 2021 14:16)

    Excelente persona!!!!! Fue mi coordinadora en el año 1990 cuando comencé mi carrera de docente en Estela escuellita de personal único. Humana,solidaria y empatica! !!!!! QEPD Nancy!!!!!!!

  • #3

    Carlos Vera (martes, 23 noviembre 2021 12:47)

    Nancy fue una gran entusiasta en todo lo que emprendió. Su vocación por la docencia, por sus escuelas rurales, luego por el Instituto San Felipe, hablan en claro de ello.

    No puedo ser objetivo, porque soy amigo de sus tres hijos, y tanto ella como el querido Pincho, fueron para mí siempre palabra que acompañaba y de respeto.
    Desde allá arriba, seguro nos seguirá cuidando.