Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo
Muchas veces escuchamos quejarse al campo, para muchos sin razón, en tiempos donde se pide disculpas, si alguien osa tener buena rentabilidad, un pecado por estos sitios del continente. Sin embargo, hay una tremenda desigualdad para un sector que como cualquier otro, sufre condiciones que ninguna de las otras empresas es sometida, algo que es azaroso, y sin embargo, poco le importa a las políticas, estas y las otras, que en definitiva nunca dudaron en poner retenciones, peor aún, en su momento con el guiño de las entidades por ser supuestamente un gobierno aliado.
Lo cierto que no existen aliados para el campo, o sí, el único es la naturaleza. Ese mismo que en situaciones como las actuales, nos recuerda que la alianza, a veces es dura, es exigente, nos pone en el peor de los lugares. Eso hace el clima, con las inundaciones y con lo que para muchos de nosotros, es su peor cara, la sequía.
Algunas veces hemos escuchado a diferentes viajeros, hablar del aprendizaje del clima en otros sitios, “el duro invierno y la nieve, te aleccionan” dicen algunos, sabiendo que en algunas latitudes (nuestro extremo sur por ejemplo), sabe que si o si, el invierno llegará, no habrá pasto –porque esa es la condición del invierno- y el resto del año, se acumula para ese momento. Y por qué no aprendemos aquí? Porque justamente, el concepto de que “cuando se tiene de más se guarda”, por aquí no es posible de cumplir. Acá, cuando se tiene de más, se le llama ganancias extraordinarias y se le aplica un impuesto a la riqueza. Y cuando llega el momento de usar lo acumulado? No hay, simplemente, es problema del productor.
Los gobiernos con sus habituales necesidades y urgencias, solo saben acometer contra los sectores que supuestamente más tienen. Pero en el caso puntual de la producción agropecuaria, las empresas como las de cualquier rubro, están sujetas a las políticas de mercado, a los desbarajustes de la economía mundial, a las ofertas y demandas de los consumidores, y todos los etcéteras que otras empresas también sufren, pero ninguna de ellas sufre el clima. Y es allí, que cuando se interviene, se deja sin respaldo al inversor, a ese que a cielo abierto, debe guardar para cuando el recurso no esté.
Repasando simplemente las dos principales producciones emblemáticas, carne y trigo, sufren la misma suerte. Acaso los trigos que esta semana tuvieron un golpe de calor, habrá alguien del gobierno dispuesto a salir a compensar las pérdidas? Pregunto, porque ni siquiera existe un seguro para este fenómeno ocurrido en la semana que termina. Alguien podrá decir, que si al trigo le pega una helada tardía, o si es afectado por una enfermedad o hasta tiene la desgracia de recibir una pedrada, el productor pudo haberse cubierto. Pero en esta, sequía, golpe de calor, el productor no solamente está solo –que es lo que le ocurre a cualquiera que invierte -, no, al productor agropecuario le sacan la posibilidad de cubrirse. Cómo? Con retenciones, una verdadera extracción de capital, donde cuando se gana, ganan todos. Cuando se pierde, el estado gana y el productor no tiene socios. Para aquellos que no lo entienden: la sequía es como tener cuarentena estricta durante 6 meses, cada 4 o 5 años.
Lo cierto es que volvemos a hablar del cuidado del suelo, de los campos en directa, de la irresponsabilidad –cierta- de muchos en el sobrepastoreo, en la falta de cobertura, etc, etc, etc. Pero lo cierto, es que cuando no hay lluvias – 120 mm en el año, es lo que llueve en un desierto y allí no hace falta un arado de disco para que se vuele el médano – por eso, más allá de las responsabilidades, la sustentabilidad y todo lo que le corresponde al productor, sin lluvias y sin el colchón que los años buenos pueden dejar, simplemente con trigo, con carne, con lo que sea, estás fuera de juego.
Muchos volverán a mirar a Patagones, hablarán de los proyectos de riego, criticarán algunas cuestiones productivas, señalarán con el dedo. Pero irá la frase que nunca me canso de repetir a la hora de producir: con yuyo cualquiera es brujo, así que por favor a todos aquellos que en las malas dan cátedra, por respeto, simplemente abstenerse.
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