De analogías y antídoto

Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo

Hace un tiempo a esta parte he señalado que el peronismo de siempre y el de ahora, secuestrado por el kirchnerismo, en una analogía es como un matrimonio que dirime sus cuitas en el medio de un bazar. Gritan y se tiran con toda la cristalería hasta que no queda más mercadería por romper. Acto seguido, se dan un beso apasionado y, abrazados, se van sin pudor, dejando al dueño del negocio, es decir, a nosotros, el resto de los argentinos, para que paguemos el costo de tal desavenencia.

 

No es la primera vez que las peleas del peronismo se dirimen excéntricamente en todo el territorio nacional y afectando la vida y el patrimonio de muchos ciudadanos de a pie. Aquellos que ahora peinamos canas, pero que éramos jóvenes en los años 70, fuimos testigos -en pleno gobierno constitucional de Perón y de María Estela Martínez, de muertes, actos de sabotaje, de clases universitarias que se suspendían para llevar el mensaje montonero o del peronismo de izquierda y de derecha, del miedo que sentíamos transitar en la noche y que algunas de las facciones de derecha o de izquierda nos hiciera blanco de sus balaceras o de sus secuestros. Tampoco este partido camaleónico ha sido inocente en las movilizaciones y saqueos ocurridos en el 2001 y 2002, por nombrar algunas acciones propias en búsqueda del poder hegemónico, es decir ser gobierno y oposición a la vez.

 

Ahora, esta gravísima crisis interna que le ha causado al Gobierno la desastrosa perfomance en las PASO del domingo pasado, también le hizo señalar otra analogía, en el Seminario Nacional de ACA -en este caso futbolística-, al analista político Alejandro Catterberg. Dijo: “El Gobierno salió mal parado a la cancha, peleado internamente, descoordinado, y se comió tres goles en el primer tiempo. Ahora está en el entretiempo, en el vestuario, donde pudieron pasar dos cosas: Una, que se muelan a palos y se tiren sillas, echándose las culpas. La otra era que alguien los invitara a poner la cabeza en frío, tomarse dos minutos para analizar el escenario, los datos, e intentar revertir el resultado en algunas provincias, para terminar el segundo tiempo perdiendo 3 a 2, y disimulando la derrota. La información de la actualidad nos dice que están en el vestuario y se están moliendo a trompadas en vez de planificar. Si esto sigue así, podrían comerse en las elecciones de noviembre otros tres goles más”.

 

Jorge Luis Borges definió a los peronistas de “incorregibles”. Ahora, cooptados por el kirchnerismo, se han vuelto “peligrosos”, no sólo para los peronistas que anhelan desde hace más de 70 años “justicia social”, sino para todos los ciudadanos de a pie, que vemos cómo viene retrocediendo y degradándose el país y sus instituciones día a día. Llegará un momento en que todos terminaremos encerrados en una gran trampa de la que no vamos a poder salir.

 

Hoy el peronismo tiene como compañera de cama a una yarará patagónica, que está en su naturaleza picar e inyectar su veneno. Lo peor, es que anda suelta y con cría. La única esperanza está en el antídoto que tenemos a mano y que debemos aplicar el domingo 14 de noviembre.

Escribir comentario

Comentarios: 0