Proactivos, la deuda pendiente

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

Una suerte de “dejavu” muestra a los dirigentes agropecuarios, sentados y atónitos escuchando los pormenores de una resolución que involucra la exportación de carne, con un nuevo cepo, cupos, cortes, etc. Tal cual titula uno de los principales diarios nacionales, los dirigentes políticos involucrados en la reunión, “sin ponerse colorados” anuncian el desarrollo de un nuevo plan ganadero que logrará ponerle fin a los problemas de la carne, de la ganadería y del sector productivo. No es un “stand up”, es la vida real aunque no lo crean.

 

Podríamos escribir una Biblia, hablando de las críticas hacia la política, hacia un gobierno obtuso, limitado, especialista en medidas para la tribuna, dueño de las más grandes cortinas de humo, para disimular la debacle económica, la impericia, el total desconocimiento de qué hacer con una economía, que lo primero que pide a gritos es “confianza”, mientras que con el presidente a la cabeza, día a día, se siembra incertidumbre, espanto y terror, a todo aquel que osare posar un centavo a manera de inversión, para un Estado gigante, cancirégeno y dispuesto a quedarse con todo, en el nombre de la custodia de los Argentinos.

 

Dicho esto, tal vez en algún momento, habría que mirar puertas adentro. Es cierto, mucha de la dirigencia rural, son hombres comunes, productores agropecuarios que invierten su tiempo personal en construir un espacio de participación, de debatir las cuestiones que otros solo critican y que a partir de su esfuerzo, sostienen rurales, agremiaciones, mesas participativas, etc y lejos de poder caerles con una crítica, tal vez la realidad que dicho espacio como supo conocérselo, debería cambiar radicalmente.

 

El gremialismo por lo general en la Argentina, es visto como la defensa de sus agremiados, es utilizado como el “ariete” para derribar muros a la hora de las discusiones, son los soldados que van al frente, a representar diplomática o combativamente a un sector, pero que sin dudas, para el campo Argentino vs la política Argentina, han sido prácticamente todas derrotas y si alguno quiere pretender el triunfo de la 125 como batalla ganada, lo que sucedió meses después, volvió a la realidad hasta el más optimista.

 

Si el problema del campo han sido las retenciones, si la eterna discusión han sido los impuestos, si el reclamo de siempre ha sido la falta de incentivos, si el pan o la carne por siempre han sido el termómetro y si la sociedad se ha posicionado en la vereda de enfrente, culpar a la política, a la cultura, a la educación y la falta de comunicación, es simplemente no mirar puertas adentro. Sin dudas, sentarse a esperar eternamente que las cosas pasen y luego salir a defenderse, es condenarse a un eterno fracaso. Cada entidad, posee economistas, analistas, será hora de que no sigan relatando lo que pasa, sino que comiencen a ver más allá, de lo que va a pasar.

 

Tal vez llegó el momento de generar, de ir al frente, de proponer. Si la carne o el pan son el termómetro, construyamos un modelo desde el sector, no esperemos a que la política (de todos los partidos) nos diga que “es la mesa de los argentinos”. Si tendremos retenciones hoy y siempre, generemos su destino, no esperemos que nos digan, “qué harán con ese importe”. Si la sociedad no nos entiende, no podemos vivir esperando que lo hagan, comencemos a crear el entendimiento.

 

“Yo solo se producir” o “en otros países el productor es respetado”, serán parte de los latiguillos habituales, de muchos de los productores. Esos dos latiguillos, nos trajeron hasta acá y nos llevarán a un campo cada día más aislado y desestimado. Tal vez es hora de dejar de esperar que alguien más haga el cambio, que el campo en primera persona, debe comenzar a hacer.

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